lunes, 28 de octubre de 2019

Un anciano arqueado, esmirriado por los años, caminaba sin entusiasmo, maquinalmente, casi por inercia,
Traía en la cabeza de bajo del sombrero de tornillo un mecapal de itztle que sostenía de las puntas un ayate con un tejido  de extraordinaria belleza, en el ayate traía  un a ocote improvisado con una botella de Coca-Cola de dos litros no retornable, en la punta de la misma un pedazo de manguera negra junto con una charrasca de metal carcomido por el óxido, tal vez venia de raspar su aguamiel puesto que traía en una mano un garrafón blanco de 5 litros, el garrafón se miraba liviano por la forma en que era manipulado.

Yo iba por las vendas del temporal, caminaba como quien se dirige sin saber su rumbo, miraba que el anciano en medio de los surcos caminaba unos escasos metros y se detenia es algo que parece repetir con énfasis brutal y es que no es por demás, los años encima ya le aquejaban.
Ajeno a todos sus males, caminaba despacio por la milpa de belleza triste.
Aquel hombre de guarache cruzado y de actitud humilde, iba por la milpa, cuando mire que detenia su andar para pepenar los pocos quelites que la tierra descarnada había dado , la tierra este año era tan seca  que no había dado nada, los pocos quelites y el maizito estaban arrugados por sol, y esque ese fuego invisible había  evapora el poco jugo que habia en la tierra de las escasas lluvias.
En medio de la milpa y con una expresión de quien dirige a los cielos una oración, el anciano dirige su mirar hacia donde se cree esta dios, en instantes bajo su garrafón al suelo para cubrir su vista con la mano, agacho su mirar como temiendo del altísimo, mientras dirige su mirada a la tierra seca se sostubo con las dos manos del humilde bordón echo de un trozo de carrizo.
Le escucho decir. -Mezquital ingrato! - pa eso nos quieres aquí, pa darnos miseria y hambre.
- ese día conocí al tal Audelino, en mezquital,
era temprano,
Miraba a lo legos el humo que salia de las casas donde posiblemente en el fogón yacía una gran olla de café, posiblemente tortillas secas reblandeciéndose en las brazas de fogón.
Miraba la neblina vestida siempre de inocente blanco cubriendo el mezquital y mas alla las molenderas que regresan entre el camino donde las piedras ruedan entre sus  pies descalzos y el alba muere lentamente con los primeros rayos de sol a sus espaldas.

-Ahora solo recuerdo!

Recordar la neblina que cubría todo el mezquital, dejando solo ver las siluetas borrosas de los magueyes y mezquites que yacían entre los matorrales.

Recordar mi tierra que huele

Por alla! , en mi pueblito. 

Entre campos áridos, entre cardones, mezquites, por entra las piedras y demás.  

Por alla!, entre el olor del pulque y el humo del fogón. 

Por alla!, entre el olor de la olla de café y del pan seco que mi abuela reblandece entre las cenizas y 
 brazas. 

Por alla!, entre las risas descaradas del viejo guarro, por entre las milpas desgarradas de colores agrios.
  
Por alla!, donde se huele la tierra seca,

Por alla!, entre el aroma a tierra mojada por la lluvia. 

Muchas fueron las  veces que camine por el monte de mi pueblo y pienso; quizás yo era la única que ve lo bello de su belleza descarnada y seca.>>


, caliente, tiene un aire que es pesado y que cala, todo junto, crea una atmósfera abrazadora, que asfixia, en donde pocas cosas son las que se dan por la sequía la tierra ...


Y un remolino alboroto los largos cabellos que le cubrían el rostro debajo del sombrero de ala ancha, cabellos como telarañas blanquecinas cubiertas de roció de una nube  extraña.
la expresión en su cara era faborable apesar de sus años que denotaban cansancio en su lento caminar ... Aquella mañana mi abula y yo abiamos decidimos caminar al pie del cerro..el dia era nublado, de esos dias que para mi no me agradan porque son siempre triste; pero ese dia era lo contrario.
una inocente alegría parecía aparecer en su rostro cuando ecucho las notas de Sous le ciel de Paris, de Ediht Piaf,"sous le ciel de Paris s'envole une chanson" y efectivamente, bajo el cielo volaba una canción, pero no era bajo el cielo de paris donde se deslizaba por doquier, donde reboloeaba por todos los sitios cual maripoza, era mas bien bajo del cielo del pueblo de abuela.

Una lagrima posaba sobre su rostro.

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