sábado, 19 de septiembre de 2020

Nota. 19.09.20 Lupe

- Lupe! ¿Cómo estas Lupe? 

- bien

- Ya te venimos a molestar, perdón por estas altas horas de la noche

- No te preocupes, pásale pues. ¿A que debo su visita?  Que ya casi naide me viene a ver. 

Aquel hombre con aspecto miserable yacía sentado en un sillón color rojo de terciopelo, desgastado por el uso, todo descolorido, con manchas de mugre por todos lados, cuando vino venir los visitantes, se levantó y se ergio lo más que pudo, encorvado, tomó una muleta con la mano y luego la otra, las coloco bajó sus hombros y se irguió en ellas. 

- Pero no te pares Lupe, siéntate. se escuchó decir en tono de súplica. 

Pero no entendió, quería levantarse, estar de pie, se le veía insistente, aún con el esfuerzo que se le veía hacer, a pesar de la enfermedad, parecía querer demostrar que él era aún el quien estaba al frente de la humilde casa.

La enfermedad lo hacía ver encorvado, con unos ojos y mirada que casi nunca se separaban del suelo, más aún, su facha, era más marcada con la chamarra de mezclilla con forro en el interior de lana de borrego, que parecía ya no quedarle, por las múltiples tallas pérdidas, el pantalón color caqui que vestía se sostenía a su delgada cintura con un cinturón de piel, color negro al cual ya le habían agujereado más hoyos de los que poseía en un principio, eran más hoyos que cinturón. 

Su aspecto miserable te causaba un nudo en la garganta. Pero a pesar de todo, se quedó así toda la plática, de pie, su dignidad era lo único que le quedaba y quería seguir conservándola.

Nota. 12.09.20 Mis dos Marias

Desde que nació cargo con la muerte acuestas, lo notaba, siempre pálida, ojerosa, se me enfermaba muncho, le puse María, como su abuela, a ella le hubiera gustado, pienso yo, aunque ninguna se conoció, mi a má se fue antes, junto con una muina porque me había metido con uno de los peones que andaban en la pica de sácate, allá, atrasito de la loma.


- Eres una tonta, porque lo hiciste? Ese Tiburcio no te va responder, ¡hora! ¿Quién te va querer así? Preñada, naide quiere una mujer con un chamaco.

Eres una tonta, ese Tiburcio solo es un borracho, un mujeriego y muerto de hambre pa' acabar.


Y pues sí, pä que decir que no, sí, sí. Cuando se enteró de que estaba esperando un hijo, jamás se volvió a divisar por estos lares.


Solo me endulzo el oído.

Pero ya ni modo, así es la vida.


UN DÍA SERRÓ LOS OJOS PARA NO ABRIRLOS JAMÁS, eran antes de las 6 de la mañana, me acuerdo porque aún no cantaba el gallo, cuando cantó, ya no me digo nada, antes me decía, a má, ya amaneció, pareseste, y me paraba, entonces barría mi fogón y prendía una mi lumbre, ella ya sabía su quehacer, sacaba el nixtamal y se iba a molerlo, por allá con la Refujia, todavía recuerdo las piedras rodando entres sus pies descalzos, recorriendo las veredas junto a las molenderas.


Pero ni modos, así es la vida.


Siempre cargo con la muerte acuestas, y yo siempre lo supe, un día se me enfermo y ya no quiso, no se me compuso, ya no despertó, recuerdo ese día, llore muncho, tanto que pensé que mis ojos se habían quedado sin lágrimas, ahí la tuve, dos, tres días, pensando que se levantaría, pensando que era un mal sueño y que despertaría para verla echándome una mi ancha en el fogón, pero no, ya no despertó.


Algo en mí me gritaba que no era un sueño, pero no quería aceptarlo, solamente me paraba para caminar por la nopalera, cundo el sol le pegaba en su cara toda pálida, sin vida, sin alma, entonces me echaba jicarazos de agua fría en la cara, me revolcaba en los charcos con lodo, quería despertar de este mal sueño, pero no, no podía, mis lágrimas se mezclaban con el agua sucia.


Una y otra vez me arrastraba hasta mi jacal, no quería verla así, tan quitan, tan silenciosa, ya no quería vivir así. Pa' que?


Al ver que se me empezaba poner verde, con un olor feo de animal muerto que no me dejaba respirar dentro de mi jacal, con todas esas moscas en la boca, junte mis pocas fuerzas, seque mis ojos y me di valor, agarre uno mi petate que tenía en una esquina, aquel que estaba menos roído por el ratón, la en volví y la amarre con uno mi mecate y la jale hasta junto de la pata de la vieja Palma, ahí, había visto un hoyo grande que habían hecho unas libres, ya no me costaría tanto, al llegar, empecé a escarbar con mis manos como desesperada, parecía un tsaty'o.


Mis manos sangraba, pero no me importaba. Ya no.

La eché ahí, ahí la dejé.


Cuando me fui de ese lugar, sentía algo como que se había quebrado por dentro, sentía como algo desgarrado en mi pecho, luego el padre de la iglesia me dejó que era mi alma, ese día mi María me arrancó todo, hasta el corazón para llevárselo juntito a ella. Se quedó ahí enterrado.


- De la muerte de mi María naide se enteró, y es que aquí así era, uno sé moria y naide se daba cuenta, aquí uno nacía y pues uno crecía como los jumentos, sin saber nada, solo uno se levantaba pa vivir el día, o en mi caso, aprender a sobrevivir con la soledad de uno, hoy estamos aquí y nos levantamos por la gracia, pa'l otro año a ver qué dios dice, a ver si comemos tunas o tierra...

martes, 8 de septiembre de 2020

Macario Colombo

                  MUCHAS VECES LOS HOMBRES traen al mundo hijos sin saber cual sera su destino.

 

¾     Tu papá, tu papá.

 

Son las 11:00 pm, me ha sorprendido la noche, caminando solo, escuchando los grillos del monte mientras unos débiles resplandores de luz de luna me hacen apreciar débilmente un paisaje oscuro, opaco y desolado, esto, cada que las nubes despejan el cielo dejando ver la luz de luna.

Los grillos se escuchan en todo el valle estando parado ahí en medio de la milpa de temporal, donde este año se había sembrado un poco de maiz entreverádo con frijol y que por la falta de lluvia no se había dado nada, nada se había dado. Era lo mismo que otros años. Aquí parado, miro y escucho esos ecos, voces y susurros de mis muertos. al acercarme más a la orilla de la milpa una parvada de palomas sale del mezquital, asustadas por mi presencia.

<<En ese mezquital me recuerdo junto con mis hermanos columpiarme de pequeño, me cuenta mi madre que es en uno de esos mezquites en el que ella de pequeña fue arrullada en una cuna improvisada de allate tejido de ixtle, fue aquí en este lugar agreste donde mis abuelos eligieron vivir, no por decisión propia, si por la necesidad obligada de encontrar un lugar nuevo al cual pertenecer, pues salieron huyendo de su pueblo natal, por mi abuelo, quien había golpeado hasta dejar moribundo al hombre que entre la valentía adquirida por el pulque quiso ofender el honor de mi abuela, años mas tarde se enterarían que don Nocio, aquel  hombre que había golpeado mi abuelo, había muerto por la golpiza, la gente decía que habia perdido los dientes en el acto y murió al no poder comer nada.>>

 

CUANDO NOS FUIMOS DEL PUEBLO, era un primero mayo, ya oscurecia, me preocupe por lo que había echo mi Nestor, esa mañana me había dicho, vámonos, vámonos porque sino va venir el gendarme y me va llevar pa fusilarme, y esque asi era antes, el ya se había escapado de una, una ves cuando su mamá lo había acusado con el señor juez que la había golpiado, cual, si un dia antes se había caído de borracha, y esque le requete encantaba el pulque, pero esa ves lo llevaron y lo encerraron por las mentiras de mi suegra, cuando se llevaban a su hijo ella unas risas, solo se reia, era mala.

¡Hay dios! Como uno va querer que le maten a su hijo, no, no, uno cuida de los hijos, pero ella quería que fucilaran al suyo.

Al otro dia me fuy rete temprano con el juez, ya tenían a mi Nestor con un mañuelo en los ojos, parado en la pare, mientras el gendarme le apuntaba con un fucil.

 

¾     No señor juez, no me lo mate, el no ha hecho nada, mi suegra miente, ella se cayo de borracha, el no ha hecho nada, es bien metirosa esa señora.

 

Le decía llorando, tirada a los pies del señor juez, si, y esque yo soy bien chillona, hay si, yo lloro por todo.

 

¾     Levantate mujer, levántate.

¾     No quiero, me lo va matar mi Nestor, el no ha hecho nada malo.

¾     Que te levantes te digo.

¾     No, no, no quiero.

¾     Mujer, no hagas drama, mira que si no viene la que lo acusa lo dejo libre, hora que si llega mi deber es hacer justicia.

¾     Hay seño juez, no me diga eso, mi viejo no ha hecho nada.

 

Pero esa vez no llego, mi suegra se había quedado a emborracharse con pulque, por eso no fue, y también porque sabia que eran puras mentiras lo que decía, asi soltaron a mi Nestor aquella vez.

Pero hoy era destinto, esto era diferente, mi viejo había cometido un delito, aunque solo me defendia a mi, ese Nocio quería sobrepasarse conmigo.

 

Como esa tarde no llegaba, me cayo de extraño, entonces sali a buscarlo, yo ya estaba bien preocupada, me acuerdo que alrededor de la casa había munchas milpas, habían plantado trigo, entonces cuando iba por el camino, para la iglesia, escuché que me chiflaban dentro del trigal, me hacerque y era mi viejo.

 

¾     que estas haciendo ahí tirado?

¾     esque el señor juez con el gendarme me andan buscando, queren agarrarme pa fusilarme.

No han ido a la casa?

¾     No, no se han parado hor hay

¾     Vámonos, vámonos de aquí Lucia, si me hagarran me fucilan, ve por la niña y traite algunas cosas, yo voy estar aquí, te bienes para aca, si se presentan por alla, dile al señor juez y el gendarme que desde ayer no me miras.

¾     ¿Pero a donde queres que vayamos?  ¿onde nos iremos? mas en que ya es de noche.

¾     Pero si no nos vamos me fucilan.

 

Nos fuimos asi de nuestro pueblo, el me decía que en Gonzales, Gonzales tenia una casa, por eso jalamos pa este rumbo, pero cual! cuando llegamos no había nada, puro mezquital, nos quedamos bajo el viejo mezquite, ya después costruyo el cuartito de adobe.

 

¾     Ra Xuua! Mö'kjä

¾     Buenas noches Pablo

¾     Tári shudi

¾     Tári shudi

 

Las palomas entonces surcaron el nublado cielo alejándose del lugar, entre un ruido estrepitoso de aleteos y sonidos gorjeos, atrás de ellas las nubes se abrieron dejando ver la luna y un cielo estrellado.

Miraba entonces con nostalgia esa luna que muchas veces había mirado y que hoy parecía más cerca de esta tierra agreste, mire con encanto insólito como se habían iluminado esas siluetas del valle, siluetas que antes no tenían forma alguna para mí; el nopal, el mezquite, la biznaga del valle adquirieron un brillo mostrando una belleza fugas, hasta que de nuevo las nubes cubrieron la luz de luna.

El frío del lugar es insoportable, el viento arrecia moviendo de un lado a otro el maíz marchito y los mezquites del campo, yo solo me cubro el cuello con el suéter gris agujereado que traígo puesto, veo el cigarro de mi mano, miro quela braza se aproximaba a la colilla, le doy el último jalón y lo tiro pisándolo con la punta del zapato hasta que este se incrusta en la tierra suelta, formando un pequeño cráter que se traga la punta del zapato. La tranquilidad del lugar es perfecta, a pesar del frío que penetra mis ropas, mi carne, a pesar de ello parezco estar solo con mis pensamientos, en este instante no parece importarme otra cosa, a pesar del temblor imvoluntario de mi cuerpo.

Exhale el humo del tabaco que antes estaba en mis pulmones, el vapor de mi aliento caliente se mezcla con el aire frío, entonces no parecía distinguirse mi aliento entre el humo del tabaco y el aire frio del campo.

Solo recuerdo. Recuerdo cosas, cosas como la vez que mi madre me me control por ves primera con un cigarrillo en la mano.

 

¾     Hijo ¿que haces?

¾     ¡Nada madre! Nada.

¾     ¡Como no!  ¿que traes en la mano? Le escuché decir con un tono de enojo

¾     nada, nada má. Conteste de manera tenue, con tono de finjida culpa.

Tire el cigarro y pedí a ese algo que no sabía que, pá que mi madre no se diera cuenta, me sacudí rápidamente la ropa y trague tragos de saliva, pero fue en vano, el olor del lugar y de mis ropas impregnadas por el humo me delataban.

 

¾     Te he dicho que los vicios hacen mal ¿estás viendo y no ves? ves cómo está tu padre por el vicio, y ahí vas tú también, ustedes no entienden ¿que burros?

No se que traen ustedes en la cabeza que son muy tontos.

No fumes, cuantas veces se los he dicho, los vicios son malos, los vicios matan y nada mas no me haces caso.

Pero síguele, eso te va hacer daño, ese vicio te va matar, ese maldito cigarro te va matar.

 

Entonce yo solo me encoji de hombros tratando de aceptar el regaño, después de un refunfuñar de dientes mi madre se alejo, dándome la espalda, levantando la mano izquierda, agitándola en el aire, haciendo ademanes de desaprobación.

 

 

SU RESPIRACIÓN AGITADA se escucho toda la mañana de ese sábado, el médico del pueblo ya nos había dicho que no se podía hacer nada, solo esperar, el alcohol que quizo terminarse en su juventud le había pasado factura, sus riñones e hijado ya no le funcionaban como antes.

Y entonces le encontré ahí, a mi madre, aún lado de la cama, rezando una plegaria con un rosario en las manos, con la cabeza a un lado del oído de aquel hombre, le susurraba cosas, esa mujer demacrada parecía ausente, aun cuando se podía ver, ponerse de rodillas, levantarse, entrar y salía de la recámara, una y otra y otra vez.

 

¾     Pero entonces la veía, y de tantas veces que la vi ahí, dormida a un lado de mi padre, de todas esas veces, munchas veces me paso por la cabeza pensar que mi madre dormía con un cadáver, si, a falta de otra cama.

 

¡Si!  porque apesar que respiraba, aquel hombre ya no se valía por si mismo, defecaba en la cama y se orina en ella, estaba más allá que acá entre nosotros los vivos. Eso lo veía.

Y la recámara entonces se llenaba de olores nauseabundos, se podía oler la mierda y los orines, y lo peor de todo, se podía saborear en la boca todo eso, eso lo sentía, entonces habría una ventana pa ventilar el lugar, pero ni así, el olor no se desaparecía.

 

<<Todas las noches que habriamos pasado mi má y yo, ahí, oyendo los quejidos de mi padre porque le duele todo, me hace estremecer y no querer pensar mas.>>

 

Tenia todo el cuerpo todo moretiado, por las inyecciones o por que uno lo movia pa cambiarlo y limpiarlo, recuerdo que su piel era muy frágil, tantito uno lo hagarraba y se le ponía morado. Y por estar todo el tiempo en cama entonces en la espalda le empezaron a salirle yagas e incluso pistulas que se le reventaban y de la cual le salía pus y algo como escremento liquido de color café o a veces hasta de color negro, y cuando el olor de eso se esparcia por el cuarto uno solo querias gomitar, salir de ahí. Olia como algo echado a perder. Entonces veía a mi padre y todo eso que era, el miedo que en algún momento infundio, todo lo que era ya no estaba. su cuerpo ya no parecía de un ser humano, era un bulto de cuero pegada al hueso, si, solo era un cumulo de huesos, inerte, solo un cuerpo del cual se desprendía olores repugnantes y su vida misma.

 

“Ojos opacos y sin brillo,

 

detonando la huida de la vida.” 

 

¾     Yo por eso ya no me da miedo nada, no me da miedo encontrarme con el demonio en la mala hora, o encontrarme con alguna anima, ya no me da miedo nada, ver las cosas que he mirado o escuchado ¡ummmta! Todo le queda chico. ya lo he visto todo.

 

Me decía mi madre con lágrimas en los ojos.

Quizás ya se resignaba, talvez ya estaba preparada, no lo se, solo dibago.

 

Me acuerdo esa ves cuando lo lleve con el brujo, por alla, cerca del pantion viejo del pueblo, fuimos porque el insistia que lo habían enbrujado y quería que lo llevara, el pensába que le habían echo mal, y por eso fuimos. al llegar al lugar nos espantamos, era un lugar oscuro, lleno de veladoras y ceras derretidas, había munchas imágenes de santos, cuerpos de animales muertos, y munchas flores, entonces lo limpiaron con unas piedras y unas llervas del monte que nos habían dicho llevar.

Si, lo limpiaron al lado de un fogón que estaba en medio de aquel lugar oscuro. Si, me acuerdo de eso. Si, eso lo recuerdo, el pensaba que eso lo curaría, por eso fuimos. Entonces aquel ansiano barbon del cual munchos nos habían dicho que era bueno pa retirar los males, empeso a tomar tragos de aguardiente de una botella, de las cientas que tenia en el piso, empeso a retorcerse, poníendo los ojos en blanco, parecían sus ojos como claras de huevos hervidas, blancos, blancos. recuerdo que repetia palabras de manera incuerente, no se entendia nada de lo que hablaba, pero, en fin, alparecer solo se entendían las maldiciones que decía y que repetia una y otra ves, también empeso a eruptar como aquel que acaba de comer o aquel que esta empachado. Escupia a la cara denosotros todo aquel aguardiente que no tragaba. yo no sabia cuando terminria todo eso, pero paro por un momento, se quedo quieto, sin hablar ni nada, entonces reacciono, y empeso a hablar de manera normal, dijo  que traía algo muy malo en sus entrañas, que disque una persona de por la casa había tirado un trabajito y que a el le había tocado y que eso que cargaba era muy malo, según el brujo no le tocaba a el, pero le toco, el nos decía que según con la limpia lo había sacado el mal, entonces echo las cosas de la limpia al fogon, y de las piedras de la limpia aparecieron culebras que salían de las cenizas, retorciéndose debajo de nuestros pies, dejando al descubierto unas brazas al rojo vivo dentro del fogón, si eso lo miramos.

Y entonces salimos echo carrera, espantados sin voltear pa atrás, rumbo al viejo cementerio, coriiendo por encima de las tumbas, en esa noche, que particularmete era negra, obscura como ninguna que habíamos visto hasta ahora, pero ¡ha! jo la madre, a pesar que no sabíamos donde encontrar camino, a pesar que no se miraba nada en la oscuridad nuestros pies y ojos se adampataron, quizás fue por el miedo que nos hazo andar sin trompesarno donde había cardones.

Pues si, eso paso, pero no, cuando regresamos a la casa, con el paso de los dias seguia el con sus males, con sus dolores.

Sabían entonces que no lo habían curado aquel brujo, y se puso mas mal por eso, se le veía triste, mas decaído y dándole mas al pulque.

el espanto de esa ves nos quedo toda una semana.

Y ya no volvimos.

¡Que mal que le habían echo!  nada de brujería, estaba enfermo por todo el pulque que a diaria se tomaba.

 

¾     Tu papá, tu papá.

 

Se escuchaba decir de aquel hombre de compleción casi esqueletica que yacía en aquella cama que parecía tragarlo con aquellas cobijas tan grandes que se arrastraban al piso.

 

¾     Tu papá, tu papá. - Solo mencionaba con una vos atorpesida, casi moribunda.

 

No sabía que pensar, era una escena que dolía o quizás no, el rencor por la vida miserable y de maltrato que nos había dado me hacían querer ignorarle. Entonces solo sentia que ya nos estorbaba. solo el dolor en el rostro de mi madre me hacía recapacitar, quería sentir lo mismo que ella, pero no podía.

 

¾     ¿Qué hacemos, que hacemos?

¿Lo llevamos al doctor?

 

Me preguntaba mi madre.

Entonces no sabía que responderle, lo miraba casi moribundo y los doctores que habíamos visitado nos decían que ya no se podía hacer nada, solo un milagro lo podía ayudar, además no teníamos dinero ¿como le haríamos?

 

¾     ¿Un milagro?  va!

 

Pero si toda la vida basflemo y maldijo a dios y a los santos que talvez, pienso, por eso lo habían abandonado, si, talvez lo estaban castigando, mira cual seria su insolencia hacia dios que hasta llego limpiarze el culo con una biblia.

Pero cuando caia en cama, ahí si lo escuchaba pedirle a dios que lo ayudara, que lo curara, que le quitarala enfermedad. Tenia tantas enfermedades en el cuerpo que el mismo medicamento ya no le ayudaba, le era perjudicial porque su mismo organismo ya no desechaba lo que no requeria el cuerpo.

Miraba a mi madre tan aflijida que quería sentir lo mismo que ella, pero no podía, quería sentirle lastima a mi padre por lo menos en esos momentos, pero ni eso sentia, no podía, entonces había ideas en mi cabeza que me decían que yo era malo.

Pero no.

 

¾     Tal vez ya – y un suspiro muy grande.

 

Yo no era malo, no lo soy, solo que los rencores son los que quieren sentir y hablar por por el momento.

Y esque, los recuerdos, los rencores eran grandes. recuerdo muchas veces mirar llegar a mi padre cayendoce de borracho, que literalmente eran todos los dias, esas noches eraran eternas, puras mentadas de madre, y bajesas a mi madre, recuerdo alzar la voz para pedirle que se detubiera, pero no, eso parecía encenderlo mas.

 

Jodiéndome el puñal,

¡Mirando!

Contare en instantes insistentes

gotas de sal

derramando de la cuenca cristalina.

¡Oh!

blancura

Pintada de rojizo.

 

RECUERDO DE NIÑO ODIAR LA NAVIDAD, el día de reyes y mi cumpleaños no sabia porque en esos momentos, pero ya de grande te das cuenta de munchas cosas, en ese momento no sabia nada, solo me preguntaba porque nunca tuve un obsequio bajo mi árbol de navidad o peor aún, porque nunca hubo árbol alguno en mi casa.

Odiaba la navidad y el dia de reyes porque no tenía respuesta la carta que escribía con inocencia y con anhelo, muchas veces incitado por mis primos a escribirla, recuerdo ver como los demás niños jugaban con sus jugetes al día siguiente de navidad o de reyes, y yo, sólo trataba de demostrar que no me importaba, aunque en el interior hubiera deseado ser yo el de los juguetes, muchos de ellos eran pobres como yo, pero ¿Por qué a ellos si les había visitado Santa Claus y los reyes? ¿Acaso yo me había portado mal?  ahora entiendo que no, solo que yo y mis hermanos teníamos un padre que en vez de comprarle un obsequio a sus hijos prefería gastarlo en sus garrafas de pulque.

 

“Entonces, metía mis pies en el agua de la regadera, pa olvidarme de todo.”

 

Pero aun cuando odiaba navidad y el dia de reyes, estos días también eran momentos un poco gratos para mis hermanos y para mi ¡gracias a mi madre! porque gracias a que le conocía mucha gente, no faltaba alguien quien nos obsequiase algún juguete usado, roto muchas veces, pero eso no importaba de niño.

La navidad entonces nos devolvía algo, nos agradaba ver esas luces de colores en las casas del arrabal, muchas de esas casas con paredes pintadas de cal, pa hacerlas menos feas, y resaltaban por estar al ado de las calles de color café, de pura tierra, en donde las escarchas de colores resaltaban en esas paredes blanqueadas de cal, esas luces de los fuegos pirotécnicos, de las cebollitas, de las chispitas, de las velitas derritiéndose en nuestras manos, ver el arrullamiento de los niñitos dios, los pozoles, el ponche. Me gustaba el 24 de diciembre porque si bien algunos disfrutaban en sus casas, mi madre y mis hermanos asistíamos a la posada de la señora Teofila, donde era seguro obtener más de 20 a 30 bolsas de aguinaldos, ¡Claro!  si es que uno se ponía aguzado, y entonces de regreso nos veíamos caminando en medio de la oscuridad, cada uno con su gran bolsa llena de dulces, galletas, buñuelos, con un gran plato de pozoles y un vaso de ponche.

Esas noches nunca nos acompañó nuestro padre porque de seguro se había quedado para embriagarse en la casa.

 

CUANDO VES LAS COSAS con unos tragos encima son distintas, sientes las miradas, el prejuicio de la gente.

¡Gente hipócrita!  al final, al final ahí dentro de ellas tienen lo malo, pero solo cuando creen que uno esta inconsciente, que uno no se da cuenta de las cosas, sacan lo peor, son como buitres.

 

¡Obra de   aves!

nido de aves rapases,

de aves carroñeras

¿Y la gente? cumulo de labia, injuriando.

 

Pero no, el alcohol no te hace malo, o almenos eso es lo que yo creo, eso ya es de uno, uno trae lamaldad por dentro, y mi padre parecía sacar todo lo malo cuando tragaba mierda, como decía mi madre, parecía solo tomar y sacar todo el veneno con nosotros.

Uno toma pa desaogar las penas, según me dice un amigo, pero no, si algo he aprendido es que las penas se hacen mas grandes con el alcohol, pero con el alcohol todo es distinto eso si, pero aun asi el alcohol no te hace malo.

Entonces creía ser fuerte y quería sacar eso malo de mi, queriaser lo más malo del mundo, pero no, esos rencores que le tenía a mi padre, al verlo en la cama, en un rato todo se desplomaba.

 

Me decía

 

¾     Tu papá, tu papá.

 

refiriéndose a mi abuelo, talvez lo recordaba en esos momentos.

Su rostro demacrado por la enfermedad, sus ojos borrosos, como de aquel que se le va la vida, una vista perdida, me llegaba en lo más profundo de mi ser.

 

¾     Tu papá, tu papá, pace -  y un suspiro muy largo después de eso.

 

Se le escucha decir.

 

¾     Haga, y un suspiro de nuevo.

 

ERA ALGO DURO, miraba la misma ecena de la meurte de mi abuela con la situación en la que estaba hoy mi padre quien ocupaba esa misma cama en esos momentos.

El alcohol del pulque que había ingerido horas antes me hacía ser perceptivo en todo lo que se suscitaba en en el cuarto, suspiraba, realmente no sabía porque, me daba tristeza, pero el sentimiento se iba enseguida, era un subibaja de emociones ¿lastima quizás? no lo sé, realmente no sé qué es eso, o al menos no podría definirlo. El pulque me hacía ver las cosas realmente como eran, quizás estoy tan ebrio que mis sentidos y cabeza no saben de la realidad.

7:57 p. m, Estaba entonces ahí, rayando con los pulgares el tubo cromado del pie de la cama donde estaba mi padre, en mi cabeza se gestaban preguntas del porqué ¿porque la misma cama? ¿porque el mismo cuarto? ¿Por qué la misma enfermedad? hace 16 años ahí precisamente en ese cuarto y en esa misma cama estaba una señora de avanzada edad, agarrándole el brazo a mi madre, pidiéndole que la sostuviera porque sentía que caia en un abismo.

 

¾     Agrarame, agarrame, me caigo.

 

Le decía mi abuela a mi, madre.

Todavía lo recuerdo.

Mi abuela en ese entonces estaba agonizando, todo por el mismo vicio que hoy tenia a mi padre en las mismas condiciones.

Si, me acuerdo de eso, me acuerdo de ese entonces, mi padre postrado al pie de la cama, con lagrimas en los ojos pidiéndole le dijera en donde tenía sus centavos para su litro de pulque.

 

¾     Má!  no se vaya, ¿quien me va dar pa' mi pulquito?

Deme unos pesos pa' mi pulque.

¾     Por allá, en mi cajonera, en mi delantal tengo unos centavos.

 

Decía, aquella vieja moribunda señalando a una cajonera de carrizo toda rota y remendada con pedazos de hule, esa vieja terca, nunca entendio.  vieja, vieja terca, mi viejita.

La recuerdo con mucho afecto, recuerdo que ahí en la casa éramos más de 10 chamacos, todos mocosos y esa vieja nos llevaba para todos lados, recuerdo cuando íbamos a la tienda de don chofo, la tienda más grande del pueblo, al meternos a la tienda el señor sonreía, y de inmediato sabia que haria su acción de caridad del día, pues si, como le negaría la alegría a tantos escuincles liderado por una vieja chula como la Refujia, llegaba a la caja registradora y le decía don chofo;

 

¾     ¡Y ahora! ¿que va a comprar doña Refujia?

 

Mi abuela dirigía la mirada hacia abajo en donde por el cansancio yacíamos sentados

 

¾     ¿qué quieren niños?

 

Dulces, caramelos, galletas (Se escuchaba por doquier)

Pues deme un peso de dulces y un peso de galletas

 

<<Don chofo solo sonreía>>

 

¾     ¿Y ahora si trae para pagar doña Refujia?

¾     ¡Si!  traigo unos centavos

 

Entonces se veía una sutil sonrisa, de parte del viejo Tendero.

 

¾     Está bien, ¡hey!  tu,

tu, Arturo, ben.

 

 El viejo tendero levantaba el brazo señalando uno de sus empleados

 

¾     Dígame

¾     Dale lo que pida a la señora

 

El joven que como siempre ya sabía la dinámica, nos llenaba una bolsa de galletas de animalitos de aproximadamente unos 5 kilos y una bolsa de 1 kilo de caramelos, mi abuela cargaba con todo, y en la ahora de pasar a la caja, sacaba uno sus dos pesos, que a decir verdad creo la acompañaron toda la vida.

 

¾     Tenga señor

¾     ¿Que?

¾     Lo de los dulces y las galletas

¾     ¿Acaso te estoy cobrando?  Anda. ¡Ya!  vayase, vayase.

¾     ¡Gracias don chofo!

 

Niños, denle las gracias a don chofo

 

¾     gracias señor! - Se escuchaba de todos los chamacos en son de coro

¾     Si, ya vayance que me espantan los clientes, (decia con una sonrisa en el rostro el dueño de la tienda).

 

De regreso al pasar enfrende de la presidencia como era de costumbre siempre escuchábamos decir de un madero “¡hay jole su madre! A esa señito si que le trageron muchos peloncitos”

 

¾     Má! Deme pa mi pulque

 

<<ese maldito pulque el cual la tenia en agonia en ese momento, ese maldito pulque que le tiene en agonía en este momento, ese maldito pulque que me tiene enbriagado en este momento>>

 

Mi abuela nunca entendio, si y esque la vieja era terca, después de haber caído varias decenas de veces al hospital, ya le habían alvertido que, si segia tomando se la iba cargar la chingada, el doctor era duro, de carácter recio y asi se lo habia manifestado, ya le había diacnosticado sirrosis en el hígado, hidopresia y se le había reventado la ulsera varias veces.

Recuerdo esa esena como las mas aterradoras de mi vida, la vieja gomitando cuajarones de sangre, en todo el piso.

el piso se cubria de rojo, un piso de color amarillo ocre y rojo, lo rojo del piso no se distinguia, solo se distinguia las partes de amarillo acre manchadas de sangre, cuajarones de sangre de sangre por doquier.

Déjenme decirles que no era nada agradable ver eso, no para un niño de entre 6 o 7 años.

 

Muerte en el aire, rojo y amarillo, y más rojo en el frio del concreto.

Vida arrancada en el último suspiro.

 

Pero aun asi mi abuela nunca entendio.

 

¾     ¡Mamá!  deme pa mi pulque ¿hora quien me va dar pa mi pulque?

Le decía mi padre a mi abuela, soteniendole las manos esqueléticas, moribundas.

¾     Mamá, Deme pa mi pulque

Y entonces mi abuela señalaba una cajonera de carriso.

¾     ¡Ahí! Ahí, en mi babero tengo unos sentavos.

 

Veía la cama, esa misma cama y me parecía un déjà vua, Ahora el inquilino no era mi abuela, era mi padre el cual había remplazado al anterior de esa cama, a la otra, aquella a la que había sido su madre, la vieja que había fallecido en la cama años antes por la miama causa y que hoy al nuevo inquilino tenia postrado de la miasma forma.

 

<<Siento el cuerpo pesado, sé que es por el alcohol, también siento la mirada de mi madre que está al otro lado de la cama, he notado que me mira desde hace un rato, me mira cada que bostezo, quizás piense que es de cansancio, yo sé que no, es por los pulques que me he tomado antes de venir aquí.>>

 

¾     8:07 p. m, pá, Tu papá

¾     8:07 p. m, Tu pá

 

8:10 p.m, En mi cabeza había cosas, me llegaban ideas de cuando había pedido que mi padre mejor se muriera por todas esas humillaciones a mi madre y a mis hermanos, esa mala vida que nos había hecho pasar, pero otra voz en mí, me hacía pedirle a Dios, rezaba plegarias para que mi padre se recuperara.

 

¾     8:12 p.m, pana, pana. - un suspiro se escuchó en la estancia que parecía haberse quedado en completo silencio

¾     8:13 p.m, pana, ya pasé!

 

La habitación se hacia mas grande, mas de lo que recordaba.

 

 

ERAN COMO LAS 6 DE LA MAÑANA, cuando mi madre se acerco a mi ventana pa despertarme, pa decirme llorando que mi padre ya no se movia, que ya no respiraba, me lebante de un salto de mi cama y corri al cuarto de mis padres, pero cuando entre a la habitación ya no se movia, su rostro estaba palido y su mirada perdida con unos ojos muy habiertos y opacos. Meti mi mano entre las cobijas y bajo su camiza, le toque su pecho y aun estaba caliente, pero ya no se movia.

Entonces nos quedamos en silencio por un buen rato, al ver que mi madre lloraba, yo sin poder articular palabras le abrace e hice el esfuerzo por hablar, trate de decirle con una vos etre cortada que era lo mejor, que ya estaba sufriendo de mas y que asi como creemos en dios, asi de esa manera hay que creer en su promesa que nos dio de que algún dia nos volveremos a ver con nuestros muertos.

Entonces en ese instante llego la curandera del pueblo, quien le pondría una iyeccion, al ver que estábamos en silencio, pregunto que si ya, que si ya se había ido.

Le agrarro sus manos y le toco a un lado de su cuello.  Entonces se le escucho decir.

 

¾     Que dios te bendiga a donde vas Helimenas, ya nos dejaste.

Si no pediste perdón a tus hijos a tu mujercita, que dios te perdone a dónde vas.

Si hiciste algún mal, ya lo pagaste.

 

Mencionó la curandera del pueblo, haciéndole una Cruz en su frente y tapándoles los ojos y la boca al muerto que yacía en esa cama inmensa.

 

Eran como las 2de la mañana y me desperate porque se quejaba muncho. Me decía mi madre con lagrimas en los ojos.

 

¾     ¿Que tienes?

¾     ¡Me duele todo!

¾     Pero ya no te puedo dar nada.

 

Me levante de la cama y ensendi el foco de luz amarilla que colgaba del techo del cuarto.

 

Lo miré ahí, sus ojos estaban muy abiertos y muy claritos, entonces al verle su mirada me empezó a dar miedo, sus ojos dejaban mostrar una profunda desesperación, parecía que quería salir corriendo, pero no podía, aun con el miedo que me daba, pero aun así me armé de valor para hablarle.

 

¾     ¿Que tienes?

¾     ¡Me duele todo!

¾     Hay, madre de Guadalupe,

Hay! madresita santa.

 Dijo, dejando salir un suspiro entre cortado.

 

Al verle, y al mirar que le dolia todo por la expresión que dejaba escapar de su rostro, decidí darle otra pastilla, aún cuando tenía poco que se la había dado, entonces le di una su pastilla, no le tocaba, pero se la di de todos modos, para que lo aliviará un rato.

Apague la Luz y me acoste a su lado, en silencio.

 

Se empezó a mover, que tienes, nada, solo quiero moverme. Lo moví, poniéndolo en la posición que me digo, y me quede de nuevo en silencio.

En esa oscuridad de la habitación tuve la sensación que lloraba en silencio, y creo se la pasó asi, llorando toda la noche, hasta cuando escuché que ya no hacía ruidos, yo pensé que era porque se había quedado dormido, como en otras ocasiones,

 

Entonces pasé mi mano por encima de él sin tocarlo, pa percatarme que respiraba, hice otras dos veces lo mismo, en mi cabeza pensaba en tocarlo o moverlo, pero no quería despertarlo, si es que estaba durmiendo, preferiría que durmiera, no quería inportunarlo.

Me quede asi, despierta con esa idea en la cabeza, entonces miraba que atraves de la ventana se filtraban un haz de luz, un haz de luz procedente del foco de la calle, entonces habri por completo la cortina pa que iluminara el lugar, ahí donde estaba el, pa ver si respiraba, pero no, ni con la luz podía observar si lo hacia.

 

Entonces empecé a decirme en mi cabeza.

 

Señor, si me lo vas a dejar otro rato, alívialo, si no es así, por favor, llévatelo, llévatelo porque está sufriendo mucho.

 

Por la mañana me levanté sin hacer movimientos bruscos en la cama, pa no despertarlo, salí del cuarto, eran como las 6 de la mañana, todavía no amanecia, después regrece al cuarto y le hablé sin prender el foco.

 

¾     Burro

No me contesto, pensé que dormia, pero no escuche ruidos.

¾     Burro

Volvi a hablarle pa ver si me respondia.

 

Entonces ensendí el foco y noté que ya no se movía, tenía sus ojos abiertos, pero ya no tenía ese brillo como el ultimo dia que lo device.

 

SUS OJOS TENÍAN UN brillo como de vida, eran brillantes y parecían hablarme, me acuerdo perfectamente, entonces quería hablar con el, hacer lo que mi madre me había dicho, arreglar las cosas, hablar un rato pa pedirle perdón si lo había ofendido, pero no, no lo hice, no por orgullo, no lo creí conveniente, pensé que iba a estar bien, sus miradas tan claras me hicieron pensar que estaría otros días con nosotros, por eso no le dije nada, no le dije lo que quería decirle.

 

Pero ahora lo veía ahí tendido, con su vista opaca, con sus ojos abiertos y sin vida mirando a la nada, mi madre me decía que ya no se movía, que ya no respiraba, pero yo no le creía, lo quede mirando y sentia al ver la cobija  que le cubría su pecho, creía ver que aún respiraba, pero no, me disian que ya no, pero seguí creyendo que respiraba hasta cuando el médico del pueblo dijo que no, que ya no, que ya no lo hacia, que había fallecido ya hace horas.

 

No sabía qué decir.

 

¾     ¿Hora que vamos hacer?

Me decía mi madre.

¾     ¿Donde lo enterramos?

El silencio del lugar abarcaba todo el lugar, la estancia se empeso a llenar de mucha gente. Despues de un gran silencio le respondi a mi madre.

 

¾     Pus no queda de otra que enterrarlo en el lugar donde quedo su hermana, su padre y toda su gente.

 

Pero era reciente que habíamos echo el entierro de su hermana, tenía apenas unos años. Pos ya ni modo, es el único lugar, porque pa comprar un espacio se requiere sentavos y pues, ni pa la caja me alcanzaba.

 

Pues si, así le hicimos.

 

Me jui a buscarle su cajita y su ropita pa tenderlo pa que no se me pusiera tieso, le compré una su cajita de las más baratitas, porque no tenía dinero, hasta una parte la pedí fiada.

 

Pero tal vez si se había portado mal el viejo, muy mal y dios no lo quería recebir, si, porque se murió tal día que no había cura en el pueblo, naide quien le hiciera una eucaristía, naide de las rezanderas o rezanderos que le echará uno su rosario, uno su ave María.

 

Entonces juimos a ver al rezandero Mario que siempre resaba en el pueblo, solo por una botellita, pero nada, me cuentan que no podía, es más ni estaba, juimos a ver a doña Brijida la rezandera más vieja del pueblo y nada, no estaba, que disque andaba en México con uno su enfermo, entonces se me figuraba que tal vez si dios estaba enojado con el, y no lo quería recebir, juimos a ver a Pedro el más joven de los rezanderos y nada, que no podía, que disque no podía porque ya estaba de sacristán en la iglesia del pueblo y por eso no podía.

 

¾     Valaya sea!

 

Pa mi, hasta se me figuraba que se habían puesto de acuerdo pa no resarle a mi padre, Pa mi que lo hacían nadamas de mala voluntad y no querían resarle uno su rosario uno su ave María a mi jefe. Juimos a ver a todos los rezanderos y resanderas, y nadamas no, no querían porque disque no podía o no estaban.

 

 

 

Entonces lo veía en la caja y parecía escucharlo respirar. Pensaba que en algún momento habriria los ojos.

 

Pero no, no pasó. No paso.

 

<<Ni modo, ya te fuites. Nos dejates, vete tranquilo, si ofendiste te perdono, si te ofendí, perdóname, vete tranquilo y espéranos allá, si no procurates en vida a tu familia, desde allá cuídanos, en especial a mi madre que fue la mejor de las mujeres para ti>>

 

Entonces pensaba en el ahí abajo, en esa caja de madera, metido en ese hoyo, tres metros bajo tierra, eso me daba muncha tristeza.

 

¾     Hijo, no se te vaya olvidar el gallo

¾     Cual gallo ma

¾     El gallo, el que tienes que amarrar debajo de la caja de tu padre, agarra uno del gallinero y metelo en un huacal pá que mañana temprano cante.

 

Entonces atrape uno de los gallos pa ponerlo bajo su caja donde estaba tendido mi padre, hagarre el que se dejo, el gallo mas viejo, un abado, pero pinche gallo no canto en la mañana, pero aun asi sin el cantar del gallo me levante temprano, yo lla sabia pa que, entonces me jui al cementerio, para hacer la fosa, trayendo en la cabeza que no es bueno que los hijos les hagan la el ollo a sus padres, porque quesque se los jalan con ellos, pero ni modo, ya ni modo, si no hay quien pá serlo, ya ni modo.

 

Cominaba recordando al viejo, la penuria que tubo que aguantar pá morirse, todo eso me daba tristeza, pero ni modo, ya ni modo, ya estaba sufriendo de mas.

 

Ya en el cementerio pensaba que yo solo escarbaría el ollo pa meter a  mi padre, pa enterarlo, aunque la creencia del pueblo nomás no, un hijo nunca le hace su fosa a sus padres.

 

Entonces busque la tumba de sus gentes, pa escarbarla y cuando iba empesar a escarbar escuche una voz,

 

¾     Hijado! no hagas eso hijado, los hijos no deben hacer eso, eso déjalo a alguien más.

 

y me quito la pala pa escarbarle, y uno, y otro empezaron a llegar, algunos amigos de borracheras de mi padre, otros vecinos y algunos sobrinos.

 

 

A LO LEGOS, a unos escasos 700 metros desde lo alto del cerrito, noté que de la ventana y de la puerta de la cocina salía luz, pensé que era como otras ocasiones en las que solo el foco le habían olvidado apagar, en ello los ladridos de los perros, presentes. Gauf, guauf, guaf, ladran como si yo, fuera un intruso.

 

¾     ¡Perros tontos!

 

Grito al acercarme a ellos, cesan sus ladridos, pues me han reconocido, se acercan a mí, metiendo la cola entre las patas, encorvándose y terminando bajo mis pies, con esta acción pretenden obtener mi perdón, pero esta vez no será tan fácil, estiro el pie dándole a ambos perros en el culo.

Entre chillidos corren a ponerse a salvo, terminando refugiados bajo los nopales que constituyen fracciones de la cerca…

El patio yace en completa oscuridad porque el foco se fundió hace dos semanas y no me ha dado tiempo reponerle, tendría para ello que caminar hasta la tienda del pueblo, cosa que me ha dado flojera porque dicha tienda está a unos 9 kilómetros de distancia.

Está lejos, y no hay trasporte pa allá, bueno, aquí no hay muchas cosas, uno pa ir al pueblo camina por las veredas del monte hasta encontrarse con el viejo camino que lleva hasta Santiago, y uno lo camina ese camino polvoriento hasta llegar al centro del pueblo, por eso la gente no va por solo un foco, si uno se va cansar es mejor ir por recaudo o varias cosas que se necesiten. ¡Pa que valga la pena!

 

Esta mañana amanecí con el entusiasmo de ir al pueblo por el foco, lo confieso, pero al ver que el tiempo que estaba medio feo y brisnando un poco, me ha dado mejor por meterme de nuevo en el petate y acorrucarme más en las cobijas, si eso hice.

 

¾     Este tiempo, solo juega con el sentir de uno, pero más pal campesino.

Desde que llegué aquí abuela, nada que llueve, los días nublados, pero nada que llueve, brizna un poco y es todo lo que cae. Quizás por eso las mariposas no llegaron, no hubo flores y no llegaron.

¾     Usted nada más piensas eso, ¡Ummm!  yo no he visto mariposas desde hace muncho tiempo, y menos agua de lluvia.

¾     Duérmase otro rato, y luego le pongo unos su café.

¾     Ya no importa, pero no importa, no en este momento.

¾     ¡Ummm! No diga eso, apenas está empesando la mañana, esto es otro día, haber que dios dice, quizás nos mande lluvia.

 

No sabía porque, pero a pesar de haber vivido en esas tierras mi abuela se aferraba al echo que algún día volverán las lluvias al valle, yo llevo escasos meses aquí y no creo que llueva.

 

Desde donde estoy parado, está oscuridad tiene algo de hermoso, se pueden apreciar una que otra luciérnaga que danza alrededor de los mezquites, pero es raro, ya no es su tiempo, recuerdo que de chamaco en los meses de julio y agosto se re que te llenaban los mezquites de miles de sentellas amarillas, hoy no es así, hoy todo se a perdido.

 Al atravesar la cerca que dividía el camino del patio, y al llegar a la casa, me asomo en la puerta de la cosina, viendo a mi abuela sentada a la orilla del fogón.

Mi abuela en esos momentos reblandecía un trozo de pan seco en las brasas.

 

¾     Buenas noches

¾     Mö'kjä!

¾     ¿Si agarro uno su liebre, uno su ardilla?

¾     No abuela, no hay nada de eso, ya no hay como antes.

¾     ¿Entonces donde anduvo todo el dia?

¾     Por ahí abuela, por ahí, solo quería perderme, alejarme por los campos sin saber a dónde ir, queria perderme en la inmensidad del acre y del azul.

Como esas gotas del roció que aparecen en las mañanas y que con el calor del sol se pierden en las costras de la tierra.

Pero no abuela, había una especie de demonio que no me dejaba ser, no me dejaba continuar, aparecía y me devoraba.

¾     ¡Hay Diosito! No mencione a ese en la casa, dios nos salve, pa mi que ya se echo uno su pulquito, por eso anda devisando animas.

 

Me decía mientras se persignaba y escupía al piso de tierra.

 

¾     Pos si, pa que le voy a mentir, me eché unos litritos, con don Galindo, me lo encontré en el camino cuando iba por el foco a la tienda y me invito a su casa, venia de raspar uno sus magueyes.

¾     Mmm! ¿Y el foco? ¿Si lo compro?

¾     No abuela, ya mañana.

¾     Mañana, mañana, lleva dos semanas diciendo lo mismo,

 

La nana blanca que pende sobre nuestras cabezas, agoniza, opa-cando su brillo, cediendo ante el humo procedente del fogón, mientras la mirada de mi abuela, expectante reposa sobre la olla de café que roposa sobre tres grandes piedras que le sostienen, que estrechada por los brazos de Maka Xita Sibi, ha llevado a un estado de efusión el líquido vertido en su interior.

 

¾     ¿Quiere uno su café?

¾     ¿Quiere uno su café?

 

Sabía que me hablaban, pero en esos momentos mi mente no estaba ahí, seguía sumergida en mis recuerdos, y en otros no tan propios.

 

¾     ¿Que si quiere uno su café?

¾     ¡Mande!

¾     ¿Que si quiere uno su café?

 

Me dijo en un tono de cómo a quien se le ha terminado la paciencia que tenía.

 

¾     Si, claro que si.

 

Sentada en un pedazo de ñomfi que funjia como asiento, en ese ambiente asfixiante por el humo que pica en los ojos y que hace lloran sin motivo de dolor o duelo, mi abuela aparentemente parecía tener inmunidad al humo asfixiante del fogon.

 

¾     ¿Entonces si quere un poco de café?

¾     Si abuela, pero yo me sirvo

¾     No, horita se lo sirvo yo, siéntese, ahí hay uno tu banco.

 

Me senté cerca de la puerta para respirar un poco, me sentía asfixiado por el humo, mis ojos lloraban en esos momentos, pero apesar de ello trataba de mirar a través de la puerta del jacal de penca y piedra, miraba a lo lejos, y a cientos de kilómetros podía ver una que otra luz en las faldas de los cerros.

Entonces mi abuela se incorporó mostrando su espalda arqueada por los años, tomo la olla de café con ambas manos y en un acto de habilidad quirúrgica vertió un poco de café en un par de jarros de barro, que yacían en el piso de tierra, tomo un pedazo de pan seco que antes había reblandecido en las brazas del fogón y me lo dio, acompañado con uno de los jarros, dándome el que aún conservaba la oreja pegada a el, los tome y ella volvió en seguida a su banco improvisado.

Quizás noto mi mirada insistente al valle porque escuche decirle;

 

¾     Mmm!  Si papá, tú lo ves, está tierra es muy tristes

 

Tomando su jarro en las manos y al sostenerle mostro las rugosidades de su piel, que hacian resaltar con el esfuerzo unas venas en una piel traslucida, era como una metáfora de su vejez.

murmuro cosas en otomi dándole pequeños sorbos pausados al café, levanto su mirada y me sonrío, le escuche decir entonces.

 

¾     Pero uno se acostumbra a esto, uno aprende a vivir aquí.

 

dándome cátedra del tiempo que había vivido en ese lugar.

 

 

“Un suspiro pende en el aire y el silencio como carroñero nos asecha.”

 

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Cortina blanca fragmentada en mil pedazos

Entre colores agrios y risas de nostalgia.

<<Mi madre en el campo, con mariposas blancas por doquier.>>

 

YO ARRIABA LOS CHIVOS, por allá detrás del monte, en el Bravo que le llaman, en aquel lienzo grande donde antes sembraban muncho maíz, pero habían 2 años en el cual solo le habían dejado crecer la llerva y empezaron a usarlo como tiradero de istiercol, había mucho montículos de y istiercol, uno podía subirse y estaba firme como roca, pero quizás por dentro eso estaba fresco, cuando llovía los jugos de esas costras gigante, de esos grandes montículos, formaban charcos de excremento líquido en sus faldas, y apestaba, pero eso hizo reverdecer al pasto y las flores  y es por eso que iba ahí a pastoreas, habían muchas flores y miles de mariposas de colores, pero un día, amaneció el lugar lleno de bacas y toros muertos, nunca supimos quien las tiro ahí y el porque de tantos animales muertos, y con el tiempo y con el calor esos cuerpos de animales inertes se inchavan reventándose, entonces el olor en el lugar era nauseabundo, paso poco tiempo pa que el lugar se llenara de perros hambrientos que desgarraban la carne putrefacta, habían bacas con los intestinos por fuera, con hoyos tan grandes en el estomago que se miraba salir perros de esos estómagos muertos, esos cuerpos fusionados eran quimeras, eran cuerpos muertos pariendo perros pintados de rojizo, el olor era insoportable, los perros ya no eran perros blancos o amarillos, eran perros rojos pintados  por la sangre de la muerte que al secarse al sol se volvían como chacales negros.

entonces los jugos de los cúmulos de istiercol y los jugos de los cuerpos de las bacas y toros en descomposición formaban charcas de excremento líquido y jugos de una cosa que parecía sangre color rojo obscuro. Pero aún así las flores crecían y las mariposas andaban por doquier, era una dualidad, por un lado, el campo que estaba lleno de escremontó y muerte pestilente con miles de moscas produciendo un ruido parecido a abejas y sopilotes que volaban arriba en mi cabeza, y por el otro lado un verde cubierto de flores y mariposas de colores.

Cuando todo se secó, aquellos perros volvieron ser ambrientos, muchos se quedaron tratando de sacarle lo más que podían a los huesos secos, y ahí se quedaron aun cuando ya no había que comer, y sin comida esos perros quedaron en puros hueso, habían engordado y ahora morian al no encontrar que comer, y entonces los que murieron, murieron y sirvieron de alimento pa los otros perros que vivían, al final se comieron unos a los otros.

 

Pero esa ves fue la última vez que mire el valle verde, fue ese último año que se vieron las lluvias en el mezquital.

Mi abuela me dece que ya no llueve y las mariposas se alejaron porque el amo se enojo, porque ofendieron la tierra con tanta sangre del animal sagrado.

 

había mucho verde y miles de mariposas, pero apestaba algo en el aire y eso era muerte y eso el mezquital no lo soporto….

 

 

Capítulo 3

HOY ES 17 DE OCTUBRE y el dia de muertos ya viene, lo se no por la fecha, lo se porque mi abuela la he encontrado llorando de tras de la nopalera.

mmm! Y siempre es asi, cada que llegan estas fechas se pone un tanto plañidera.

 

Hoy se despertó mas temprano de lo habitual, a las 5:30 de la madrugada, escuche que la llave del patio derramaba agua, me levantado a cerrarle, por lo regular me despierto al escuchar cantar el gallo, hoy no fue asi...

 

Ya viene él día de muertos, con sus olores a somerio, a cempasúchil, a copal y pan de difunto.

Son días que se sienten y que a mi má le duelen muncho, no lo dice, pero lo sé, hay ocasiones en esos días que la he escuchado llorar detrás de la nopalera, a veces pienso que es por la falta de mi apá, mi tatá al que no ha dejado ir y por lo que no soporta esos días.

¾     ¿qué tienes má?

¾     ¡Nada madre! nada.

¾     ¿Extrañas muncho a mi apá verdad?

¾     No madre ¿y tú, le extrañas?

¾     Sí, muncho, recuerdo que cuando vivía le daba una su caguama un su dinero, no sé si recuerda má que toda la familia se reunía abajo del mezquite, nomas pa' pasar el rato.

¾     ¡Hay madre!  me vas hacer llorar recordando esos días de alegría. Me acuerdo que munchas veces venían al año tus tillos y mis suegros, tus hermanos, pero ya no, no sé qué les cayó en su plato, todo eso se siente feo, me tratan como un tsaty’o.

 

Mmmm! la verdad es que casi no le visitan porque hace unos de esos dramas que a naiden les gusta devisar, sé que no es su culpa yo igual extraño a mi apá. Sin pensar mucho es algo en lo que, si coincido con mi amá, si se siente su ausencia aun cuando no lo reconozca mi madre.

 

A mi amá, muchas veces la he escuchado, diciendo que está enferma y hasta dice sentir que el corazón le falla por tanto dolor. Mmmm,

¡Inventos, puros inventos!

Ella cuenta que la muerte pronto le va a llevar, pero diosito no cumple caprichos y ella lo debe de saber, no le hace justicia porque aún no le toca la hora y llora, llora muncha por eso. a beses pienso que los dolores que dice tener son dolores que se inventa, pura invención de su cabeza nada más, pero hay veces que me pone a pensar seriamente, dudando de mi sentir, como la vez que la incontre que regresaba del monte, bien triste y decaída con un racimo de Pest'o, pirúl, manrrubio y ruda. Disque pa' hacerse una limpia, quezque pa' que le deje de doler el pecho, porque según ella traía fuerte aire, que disque loa había agarrado la mala hora.

Lo que si se aprecia es que la muerte de mi tatá le volvió un tanto plañidera.

<<Desde ese día que don Higinio discutió con mi apá y que hizo que le fallara él corazón, ¡si! su corazósito que ya estaba muy cansado de tanto coraje de mi hermana la mayor>>.

Recuerdo que todos hablan de ese 3 de septiembre, a ciencia cierta no se sabe que paso, lo único que se dice por ahí, porque la gente argüendera así lo cuenta, es que discutieron por mi hermana, decía que disque lo había burlado!, eso es lo que dijo el tal Higinio, pero no! lo cierto es que se me figura que lo dejo por malo al señor y eso la gente lo sabe, porque lo vio. Veían como llegaba borracho de tanto tomar pulque y empezaba a golpear a mi hermana, dice la gente que hartas veces la vieron salir de su casa sangrando de la boca, corriendo rumbo al monte pa' que el borracho del Higinio no la siguiera maltratando.

¡Puro susto!, pura mala vida pa' mi hermana con ese hombre.

<<por eso en el velorio del Higinio, ni mi hermana, ni su hijo, ni nadie del pueblo estuvieron presentes. Que diosito me perdone, pero;

Ahorita ese viejo ha de estar retorciéndose en el mismísimo infierno, ¡por malo!>>.

En ocasiones pienso que quizá por ello, por tanto, maltrato del Higinio se le ha alejado los hombres y por eso mismo ella es mala, muy mala con ellos, Ha de pensar que así desquita su coraje, ese coraje que trae muy dentro y que le dejo el mentado Higinio.

Pero no, mi hermana está mal, solo se engaña sólita.

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Publicado

Es que me ha agarrado Hmühai, nuestro señor, yo sí lo creo., si cuando sueñas que un toro te enviste

 

Me acuerdo cuando una ves venia de la plaza, había arto lodo en la barranca, había llovido en la mañana, yo traía enfrente mi hija y mi huipil lleno de cosas y con mi garrafón de pulque, y me caí y aplaste a mi criatura, esa ves me raspe mis codos, mis manos, mis rodillas, milagro mi criatura no le pasó nada, regrese a la casa bien chupada  porque se soltó el agua, lo bueno es que no me queme, porque me acuerdo que lleva a cal viva en mi huipil y eso con el agua quema.

 

Espantándome las moscas

 

Ojos  opacos y sin brillo

 

detonando la huida de la vida.

 

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víboras en su mirada,

enredadas entre sus piernas.

en su aliento cansado,

moscas verdes saliendo de su boca.

¿y las ratas hambrientas? devorando sus oídos,

devorando su entrañas.

 

 ¿y la larva?

convertida en gusano,

devorando su carne....