viernes, 11 de agosto de 2023

𝗔𝘆𝗲𝗿 𝗰𝗮𝘀𝗶 𝗻𝗼𝘀 𝗹𝗶𝗻𝗰𝗵𝗮𝗻 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗠𝗲𝗻𝗱𝗼𝘇𝗮😢🤬.

 

Veníamos de echarnos un pulquito, ya de regreso como eso de las 7:30, y con eso que ya no hay combis, pues nos venimos a pata de perro, nos bajamos por un camino de terracería de atrás de la quebradora (esto para cortar camino), pasamos una tienda, compramos unos cigarros y nos seguimos, a cientos de metros, a un lado del camino nos topamos con una casa donde en el patio jugaban unos niños (era la única casa en medio de la nada), una señora estaba con ellos y mi amigo le dijo hasta mañana, esto porque nos habló, y seguimos caminando, cuando ya a unos 15 o 20 metros escuchamos que la doña empezó a gritar como loca, y yo, de broma le digo a mi cuate "córrele porque te van a linchar" no cuando escuchamos de repente que iban varios pendejos, con lámparas en mano, corriendo atrás de nosotros. Hey, hey deténganse, quienes son ustedes.

Nos detuvimos, porque en primera no debemos nada, no somos malandros y pues, para serles sinceros, el pulque que nos habíamos chingado nos tenía medio atarantados (correr no era opción, nos hubiéramos roto el hocico al trompesar) . Pero imagínense si por nervios le hubiéramos corrido, estos mongoles nos agarran y nos madrean, pero en fin (pinshi gente🤬) .

Nos detuvimos, y nos empezaron a exigir credenciales, a cuestionarnos quienes éramos, de donde veníamos, 🤣😂Casi casi, que si éramos gentes del patrón🤣, pues no, nada de eso, credenciales no traíamos, pero somos de aquí de Tepa, somos vecinos - les respondí.

Les dije que no mamaran, que teníamos casi 2 años bajando por el mismo camino, bajando casi a la misma hora y nunca nos habían dicho nada.

Sacaron su argumento que hay un chingo de rateros, que nos confundieron, que a chuchita la bolsearon.

A hora resulta que para ir a chingarme un pulquito y caminar por las calles de la República Independiente del Mendoza tengo que llevar mis papeles😢.

Nota. 05.04.21 - En los pulques de la güera, con el ñor que se creía muy lion para la rayuela.

 


¡𝗦𝗲 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗼́ 𝗮𝗹 𝗯𝗼𝗿𝗱𝗲❗


Se detuvo en la línea acariciando la moneda, parecía en esos momentos dar una plegaria al santísimo para que esta cayera en el diminuto hoyo que yacía en el anaranjado y ennegrecido tabique, colores indicativos de una buena cocción.


- En nombre sea de Dios! Se escuchó decir.


Se persignó con el metal que traía entre los dedos de la mano izquierda dibujando una cruz invisible entre sus hombros y cabeza, alargo la mano, como afinando la puntería, entonces la arrojo, dio varias vueltas por el aire, era una moneda de carranza, de color amarillento. Al caer, esta se balancea en el borde del hoyo sin meterse en el lugar deseado. Balanceándose sin caer aún, se escuchaba infinidad de maldiciones.


- Métete, métete, métete carajo!  grito de tal manera que las palomas paradas en el mezquite alzaron el vuelo entre estrepitosos aleteos.

Haciendo ademanes y mucas, aquel jugador que yacía parado detrás de la línea de cal pintada sobré el suelo, entre un sin fin de palabras engurruño las manos hasta que formaron unos puños.


- Malaya sea! Pinche moneda hija de la chingada, casi me daba un 8.

Nota. 18.03.2021 - En algún lugar del Mezquital

 

𝗬𝗮 𝗻𝗶 𝗹𝗹𝗼𝗿𝗮𝗿 𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘀 𝗺𝘂𝗲𝗿𝘁𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗻.


¡Ay Diosito Santo!

Que triste es morirse en estos tiempos, bueno, al menos es lo que uno piensa.

Antes le hacían al difunto uno su novenario, pero hoy no, ya no te dejan, si lo haces llega la Guardia Nacional o la policía y casi a punta de garrotazo te espantan a los poquitos que llegaron, ¡qué es que el virus! Que si uno va al velorio uno se contagia y se muere, uno ya no sabe en estos tiempos.


Yo ya no sé qué creer.

Mi compadre estaba mal, de la dé a veinte, tantito se puso mal, lo llevaron al doctor, pero ya no regresó el muy desdichado, en el hospital le dijeron a la comadre que fue de por esa enfermedad, solo le entregaron una cajita con cenizas. Pobre Lorenzo, nadie lo acompañó al panteón, sólita mi comadre lo fue a enterrar, cuando pasó enfrente de la casa algunos nada más mirábamos por la ventana...

Nota: 24.12.21 - la Bella Airosa.

 


𝗡𝗼 𝗺𝗮𝗻𝗰𝗵𝗲𝘀 𝗿𝗮𝘇𝗮😢.

⁽ᵉˢᵗᵃ́ ᵃˢᑫᵘᵉʳᵒˢᵒ ʸ ᵍʳᵒˢᵉʳᵒ ᵉˡ ʳᵉˡᵃᵗᵒ⁾


El último viernes del año pasado andaba por Pachuca, a lo lejos vi que venía un señor con su triciclo, vendía cócteles de fruta, al llegar hasta donde yo estaba, alguien lo detuvo y le compró. Vendía de todo, mangos, sandia, jícamas, pepinos, etc, todos picados, se veían bien sabrosos! Con su tajín, su limoncito, su chamoy, hasta se hacía agua la boca, como dice el dicho, "el amor entra por los ojos". Y pues, que chingados, me dije.


- Haber don! Deme un vasito, pero quiero pepinos y jícamas ¿se podrá?

- Si, se lo preparo güero, usted no se preocupe.


Hasta eso se me hizo higiénico el don, todo lo agarraba con unas bolsas, para no tocar la fruta, y es que si soy medio mamoncillo a la hora de comer, si veo que algo no se hace de manera higiénica me da un pinshi asco, bueno, eso creía, jejeje.


- ¿Lo quiere con todo güero?

- No, solo échele tajín y limón.

- Va, que va.


Después de escasos minutos terminó de prepararme lo que pedí.


- ¿Cuánto le debo don?

- 25 pesitos güero


Y dale con lo de güero ¿Güero de donde? Si son más prieto que una llanta. Pretendía decírselo, pero, lo deje pasar, mi atención la enfoqué en el gran vaso de fruta picada.


¡Puta! Que sabrosas jícamas, que sabrosos pepinos, con su tajín y su limón. Iba devorando hasta la mitad, recuerdo.


- No mames, espérate ¿qué es eso que está ahí? No mames, no, no, no, su pinshi madre, no mames, no es lo que pienso que es, no mames.


Saque la lengua y me la raspe con el tenedor, pretendiendo con esa acción sacar los residuos de lo encontrado en el vaso, quería vomitar lo tragando, para mi mayor desgracia no salía nada, solamente me quedaba garraspear y tirar escupitajos como vil borracho de cantina.


- Pero no mames, es neta, ¿y luego en mis pepinos?


Casi lloro, que, por otro lado, me acordé de ese video que circula por la red, ese donde un chavo se anda comiendo unos nuggest de pollo y sale una señora diciéndole que le da asco, porque McDonald's es lo más asqueroso, además que él no sabe como se ha preparado dicha comida, el vato pone cara de serio sin dejar de saborear su nuggest, entonces le responde "Señora...... ya he mamado cul0" 🙄🤣.


Ni pedo, me dije yo mismo.


Minuciosamente, retiré el pepino contaminado. Me quede viendo él vaso medio lleno, o medio vacío como ustedes quieran verlo.


- Pero no mames, si están sabrosos. Me paso por la cabeza tirarlos, algo me dijo que no, y es que, ¿cómo voy a desperdiciar comida? ¡Dios me va a castigar! En África ya quisieran mis pepinos con tajín (pura mamada pasaba por mi cabeza😁🤣), entonces me los seguí tragando, pues que chingados, de algo nos vamos a morir, además no voy a tirar 25 pesos a la basura, no! Corrijo, la mitad, los otros 12.50 yacían ya en mi estómago.


Lo único que pensaba al seguir tragando era que por la gracia de Dios no me hubiera tragado un moco sin darme cuenta.

Si, y es que lo encontrado en mis pepinos era un vello nasal.


Ni pedo, no nos vamos a poner mamones por un vello nasal cuando "ya hemos mamado cul0" 🙄🤣🤢🤮🥴😵.

Nota: 25.06.16 - En la capirucha.

 


𝗦𝗮́𝗯𝗮𝗱𝗼 𝗗𝗶𝘀𝘁𝗿𝗶𝘁𝗼 𝗙𝗲𝗱𝗲𝗿𝗮𝗹


Y el vendedor circunspecto que como merolico, entre el ruido del los riel y la llanta, sale de la nada con su voz tan repugnante.


- Buenos días, señoras y señores espero no incomodar su viaje y si fuera así les ofrezco una disculpa, mire usted damita, caballero


Le vengo ofreciendo la barra, la barra de amaranto, nutritiva a solo 5 pesos.


Le vengo ofreciendo la barra de amaranto, nutritiva a solo 5 pesos.


Mire damita, caballero, niños y niñas


Esta nutritiva barra endulzada con miel de abeja es deliciosamente saludable y les aportará los nutrientes a su dieta del día y solo por 5 pesitos se la traigo hasta usted.


A solo 5 pesos, la barra de amaranto a solo 5 pesos damita, caballero


Espero no incomodarles, pero esta es la forma de ganarme la vida y prefiero ganarme unos cuantos pesos de esta forma que andar delinquiendo, que eso, damita caballero, eso si es malo.


- Señor deme una por favor

- Aquí esta güerita

- ¿Cuánto dijo?

- 5 pesitos güerita

- Aquí tiene

- Gracias güerita


Pues gracias damita, caballero

les deseo que tengan un buen viaje a donde quieran que se dirijan y que nunca le falte el pan y la sal en casa.

El vagón se detiene, se abren las puertas dejando ver un letrero pintado en la pared "Estación la Raza".

Minutos antes de serrarse las puertas del vagon y como si esto no fuera más surrealista, sube un tipo de avanzada edad, con una bosina colgando de su pecho, con una mano sostiene un bordon, con la otra, el hombro de una niña de unos escazos 7 años, la niña le guía los paso, el tipo es ciego, (no mames) entran al vagón cantando.


Sábado Distrito Federal

Sábado Distrito Federal

Sábado Distrito Federal

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

Desde las diez ya no hay donde parar el coche

Ni un ruletero que lo quiera a uno llevar...


Comienza la marcha del vagón, de nuevo a ese ruido del riel, la llanta y ahora con música de fondo,

con un rolón del Chava Flores.


Sábado Distrito Federal

Sábado Distrito Federal

Sábado Distrito Federal

¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!

Nota.27.06.2021

 

𝗦𝘂𝗲𝗹𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿.😁


Caminaba yo, pendejeando en el tianguis, y a lo lejos mire una doña, gorda, gorda y prieta, prieta que parecía la gemela, verción mujer de Israel Kaʻanoʻi Kamakawiwoʼole, la doña traía con una pequeña cuerda un perro shihuahua color blanco, y daba la sensación que el perro paseaba a la doña, y no contraríamente, al pasar a mi lado no el hijo de su shihuahua madre se me aventó, quedándose prensado en mi pantalón, hijo de su mauser, ¿Cómo me lo quito? jaloneaba el pantalón, movía el pie, pero el perro no se despegaba, pensaba en darle una patada y mandarlo al rancho del peje (la chingada), pero algo me hizo no hacerlo, quizás fue el hecho que andaba en mi modo espiritual.


La doña, regordeta, carcajeándose solo decía.


— Ay mi niña, eres una traviesa, niña mala, mala, mala.


La doña lo jalaba de la cuerda, pero ni con eso me soltaba, agacharse para agarrar y controlar su mascota, no era opción, tremendo vientre que se cargaba no se lo permitía.Total, me soltó dejando un hoyo en mi pantalón de galanear, su pinshi mother, pero tranquilo, tranquilo, estas en tu modo espiritual, nada ni nadie me puede sacar de quicio, vibra alto (me decía).


— Hijole don, ya le rompió su pantalón.

— En serio? Noooo, ni se nota — Respondí con un tono de sarcasmo, creo que me molestaba más el hecho que me dijera "don" que el pinshi hoyo en mi pantalón de dominguear.

Pero estaba en mi modo espiritual, por lo que no me molestaría.


— No se preocupe, déjelo así — Dibuje una mueca de alegría en mi rostro, le di la espalda y proseguí mi andar, recordando que todo lo que le deseas a los demás se te regresa, pensé entonces "ojalá que el universo los llene de bendiciones, hijos de su puta madre".

Nota.20.02.2022

 


𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝗱𝗶𝗴𝗮𝗻 𝗴𝘂̈𝗲𝗿𝗼, 𝘀𝗼𝘆 𝗰𝗼𝗹𝗼𝗿 𝗰𝗮𝗿𝘁𝗼́𝗻 𝗽𝘂𝗲𝘀. 🙄


— Güero!


Escucho una voz detrás de mí, algo que no le doy importancia.


— ¿Cómo andamos güero? Volteo la mirada, es un tipo grande y gordo que trataba de amarrar un lazo que sostendrá todo el día el manteado de su puesto, es domingo de tianguis en el pueblo, 7:03 a.m marca el reloj en la pantalla de 72.7 X 152.9 mm que sostengo con la mano izquierda.


— Burro te hablaron, ¿Por qué no contestaste? Me dice mi madre.

— ¿Quién? A mí

— Si, a ti.

Entonces me quedo con cara de ¿Qué pedo jefa? No manches.


De repente, escucho de nueva forma

— ¿Ya güero?

Es el mismo comerciante, veo que se refiere a mí, en lugar de contestarle me doy a la tarea de inspeccionar mis manos y tobillos, no pus no, no soy güero cabrón, soy como una vez me lo dijo una doctora sexagenario, de alcurnia, la cual muchas veces me visitó y se sentó a platicar conmigo de cientos de cosas, al final me dijo que le gustaba platicar conmigo porque le recordaba a su difunto esposo, porque según yo era la misma imagen de él cuando era joven, así "moreno y guapo", jejeje, bueno, lo de guapo lo pongo en duda, lo de moreno, a huevo que yes.😁

𝗘𝘀𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗝𝗼𝗵𝗻 𝗮𝘁 𝗝𝗮𝗰𝗸𝘀𝗼𝗻

 


Hola, amigou, Yo hablar poquito español.

— Oh! Qué bien.

— ¿Cómo estás? ¿Cómo decirnos ustedes, pinches gringous? Escucho decir del tipo de al lado de mí; barbón, de casi de dos metros, bien mamá dolores, güero, güero el wey y con ligero aliento alcohólico.


Lo miró, y al constatar que me habla en tono amigable, le respondo.

— No! Les decimos "pinches güeros", gringos son esos culeros de EUA😆🤣, ustedes son solo güeros.

— Te gusta la cerveza amigou😏?.

— Pues sí, saca unas brother. Le respondo

— You're from Mexico?

— Si, se me nota? 😆

El tipo fanfarronea con los que esperan el bus, más aún con su mujer y su suegra que ponen su cara de, no le hagas caso este pendejo que esta pedo, el men hace muecas, como si fuera a vomitar, se quita el cigarrillo a medio terminar de la boca y lo arroja al suelo.


Se le escucha decir, —Weeee, pinches Gringas, ustedes porque no saber español.

𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀

 


Y el olor lo podía saborear en la boca, en mi garganta... 


𝘕𝘰𝘳𝘵𝘩 𝘠𝘰𝘳𝘬 , 𝘛𝘰𝘳𝘰𝘯𝘵𝘰, 𝘖𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘊𝘢. 1 𝘢𝘨𝘰𝘴𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 2022.

𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝗲𝘇𝗾𝘂𝗶𝘁𝗮𝗹

 

Mmmm, la muy desgraciada me echo tierra de panteón con sal en mi espalda, por eso me dolía mucho, mm, pero hay un dios, por eso se fue primero la muy maldita.


𝘎𝘰𝘯𝘻𝘢́𝘭𝘦𝘻 𝘎𝘰𝘯𝘻𝘢́𝘭𝘦𝘻, 𝘏𝘨𝘰, 𝘔𝘦́𝘹𝘪𝘤𝘰. 2020.

Voces del Mezquital - La muerte de Audelino

 

YA TENGO 8 MECES AQUÍ, y las mariposas no aparecen. Me digo que no aparecerán porque ya no es tiempo, tenían que aparecer en primavera, despuesito que todo floreciera, antes que los aguaceros cayeran, reblandeciendo la tierra, dejando su jugo en el valle, pintando el mezquital de verde, así como lo recuerdo en mi niñez, pero no, no aparecieron, ni las lluvias, ni las flores, y es por eso que las mariposas no llegaron.

 

Ya tengo 8 meces aquí, y lo recuerdo bien porque mi llegada coincidió con el entierro de don Audelino.

 

Era un 12 de marzo cuando había llegado de la capital y caminaba las veredas que conducen a distintos lugares, por entre los matorrales, magueyes y de más.

 

¡Era hermoso! Escuchando nada más que el viento que surca los campos áridos, y rara vez, una canción a la distancia.

 

No lo sé, era como un déjà vu, pero cada que me reencontraba con mi pueblo, parecía reencontrarme y escuchar en voz alta mis propios pensamientos.

 

Miraba a lo legos el humo que salía de las casas de adobe, piedra y penca donde posiblemente en el fogón yacía una gran olla de café, sostenida en dos barras de metal puestas sobre dos grandes piedras, así lo recordaba. Posiblemente en una de esas casas mi abuela reblandeciendo un pedazo de bolillo seco en las brasas del fogón.

 

Y caminaba, y a la vez pensaba.

 

Yo venía entonces de la ciudad, donde la modernidad se había tragado todo, pero aquí no, miraba esa neblina que siempre bestia de inocente blanco cubriendo el mezquital, y más allá las molenderas que regresaban por entre el camino donde las piedras ruedan entre sus pies descalzos, y el alba moría lentamente con los primeros rayos de sol a sus espaldas.

 

Aquí la modernidad no existía,  no se tragaba nada, el sol era lo que se comía todo,  la tierra,  las plantas, el aire y la piel del campesino.

 

Recordaba viendo esa neblina que cubría todo el mezquital, eso me traen buenos recuerdo. Me decía mi abuela “No se olvide de mí, de su pueblo, de su gente, regrese, regrese cuando pueda”

 

Y estaba de más que lo dijera, en la ciudad solo anhelaba regresar, regresar a mi pueblo, a mi gente, a sus colores, sus olores y sabores,  había aprendido amar ese lugar con los ojos del alma y era algo que jamás me lo arrancaría del corazón.

 

Entonces, esa neblina dejaba solo ver las siluetas borrosas de los magueyes y mezquites, que yacían entre los matorrales.

 

Recordaba mi tierra, esa tierra que olía, y como tanto me decía mi abuela que nunca le olvidara.

 

¡Por allá!, en mi pueblito.

 

Entre campos áridos, entre cardones, mezquites,

magueyes y demás.

¡Por allá!, entre el olor del pulque y el humo del fogón.

¡Por allá!, entre el olor de la olla de café y del pan seco reblandecido entre las cenizas y brazas.

¡Por allá!, entre las risas descaradas del viejo guarro, por entre las milpas desgarradas de colores agrios.

¡Por allá!, donde se huele la tierra seca,

¡Por allá!, entre el aroma a tierra mojada por la lluvia.

 

<<Y sí, así fue, muchas fueron las veces que regrese para caminar por el monte de mi pueblo, siempre pensando en mariposas; me decía; quizás yo soy el único que ve lo bello de esta tierra descarnada y seca.>>

 

Seguía caminando, y a lo lejos cuetes que irrumpen, dirigiéndose al nublado cielo, con estruendoso trueno la soledad que imperaba queda irrumpida.

 

Esa tranquilidad de la cual disfrutaba se vio mermada.

 

Al llegar a la cima, desde la loma, se mira que no son cuetes de fiesta, entonces a lo lejos, por el camino de terrecería alcanzo a divisar una procesión de un muerto.

 

Es raro que a un muerto se le lleve a enterrar con cuetes en el cielo, bueno, quizás así lo decidió el difunto, ¡va! uno quien es pá cuestionar esos asuntos – pensaba al avanzar por la orilla del camino.

 

Desde donde me hallo se ve un remolque tirado por un burro, a la vez el burro es arreado por una mujer encorvada vestida de negro de los pies a la cabeza, posiblemente era la viuda. en el remolque una caja de muerto con una corona de flores y por lo que alcanzo a divisar, es el único arreglo floral del difunto, una banda pueblera, conformada por tres tipos le siguen, uno con tuba, el otro con guitarra y uno más con acordeón, detrás de ellos no más de 8 personas, ¡Todo el pueblo, creo!. La mayoría de ellos ya mayores de edad, puesto que los más jóvenes han emigrado pal norte o pá la ciudad.

 

-  Mi dejaste maldito viejo, mi dejaste, si habíamos quedado que nos iríamos juntos, juntos como muéganos y si juera posible en el mismo cajón, esa era tu promesa ¿Hora que voy hacer sin ti?  Si no mi muero de enfermedad, mi muero de tristeza, mi dejaste, mi viejito chulo.

Se escuchó decir, entre sollozos.

 

-  ¡Hora! ¡Hora! Camina, maldito animal, burro, burro como tú dueño que llevas como bulto.

 

Grito la mujer al arrear el animal, golpeándolo con furia con un pedazo de cincho que traía en una de las manos, desquitando con esa acción su dolor con jumento.

 

Al acercarme más, pude darme cuenta que era la mujer de don Audelino, doña Lazara, al pasar frente a mí le saludé, pero no respondió, haciéndole honor a su apodo "doña mala". El muertito, era don Audelino, el tlachiquero del pueblo, su féretro, era de madera cruda, sin trabajar ni nada, se veía áspera, tosca, pintada de color negro mate, de la cual solo resaltaba algunos clavos de color gris plateado, que sostenían unidas las maderas del féretro.

 

La cajita modesta, pobrecita como la vida que vivió el viejo, posiblemente se la había hecho el carpintero del pueblo, y hasta puedo asegurar que la construyo con los materiales más baratos o retazos de madera que tenía derrumbados por ahí, y es que los viejos no eran de muchos centavos, y tal vez no le alcanzaba a doña mala para ese estuche pá ricos, como se lo escuché decir en algún momento.

 

Cuando pasaban frente a mí, entonces centre mi atención en los integrantes de la banda, el que toca la guitarra se ve viejo y muy cansado, sus zapatos se miran rotos y degastados, pero es el único de los tres  que usa zapato cerrado, los otros dos traen guarache cruzado que con el polvoriento camino ha dejado los dedos de sus pies blancos y cuarteados,  pero lo que más llama mi atención y hace denotar su miseria son sus trajes, los pantalones  de color azul rey y sus chaquetas rojas se miran desgastadas y descoloridas por el sol, atrás en sus espaldas una leyenda se puede leer “Los caminante”.

 

-  ¿En que está pensando? ¡Ni me escucha!  Le estoy hable y hable y ni me pela.

 

Escuche decir de don Chon, tío de Lupe con quien mi abuela es comadre.

 

-  Discúlpeme don Chon, ¿dígame usted?

-  ¡Vámonos!

 

El último de la procesión en su andar igual me dirige la palabra. Es don Epifanio.

 

<<El viejo encorvado por la edad y con bastón, pero a pesar de ello, y con su edad siempre se lo mira salir de su casita, muy temprano pá la tienda, "pá echarse una su cahuama".>>

 

-  Haxa juä 

-  Buenas días jefe, ¿como esta? - Le contesto

 

<<Me acerco a él, le saludo y le beso la mano, es una acción que en el pueblo es muy frecuente ver, es una acción de respeto pá los viejos, pero que con el tiempo ese respeto se ha ido perdiendo al igual que la tradición. >>

 

-  yo estoy bien, bien en lo que cabe, bueno, al menos dios nos ha dado licencia pá llegar hasta el día de hoy. - siguió caminando y a unos escasos metros se para, voltea la mirada y menciona.

 

-  ¡Hora!  Que no vas? vamos a acompañar a don Audelino que acaba de morir.

 

Con el bordón en la mano reafirma la invitación.

 

-  No don Epifanio, tengo que terminar de llegar a su pobre casa, tengo que llegar con mi abuela. le respondo.

-  Que me perdone don Audelino y doña mala, pero no voy a poder acompañarles.

-  Bueno ay será pala otra - Escucho mencionar entre risas a don Chon.

-  ¡Va, pá la otra! ¡Va! Como si nos muriéramos dos veces.

 

Pá la otra.

 

Mientras el féretro seguía su andar, don Epifanio quien se había quedado unos pasos por hacerme la invitación, enseguida camino, pues se había quedado muy atrás.

 

-   Bueno, luego nos miramos, me voy, me voy si no me dejan.

 

Retomo su camino y escuchándole decir, murmurando entre dientes, riendo disimuladamente.

 

Bueno, tal vez en el próximo entierro, del próximo difunto, espero no sea yo. Menciono, dejando soltar una gran carcajada.. 

 

Ellos dirigiéndose al cementerio, y yo a mi casa,  ambos dándonos la espalda. Camine, camine pensando en aquel viejo que en vida olía agrio, agrio como él pulque que vendía y el cual muchas veces entre las borracheras había fungido como confesor de nuestros sentires,  de aquel elixir que por sus cualidades creíamos tenía la facultad para otorgar la absolución de nuestros pecados.

 

De repente detuve mis pasos, sentí nostalgia por el difunto, miré a mi alrededor, y en ese lugar tan desolado, por alguna extraña razón en ese preciso instante, sentí un frío helado recorrer mi cuerpo, sentí el peso de mi andar, la obligación de acompañar con aquel viejo fue más grande,

 

Era un día nublado, y entonces eche marcha atrás para alcanzar al cortejo fúnebre, quería no ir, pero al final era mi amigo.

 

Apresure mis pasos para emparejarme con ellos.

 

Un viento efímero llego del norte arrebatándome el sombrero de Palma, de ala corta que llevaba en mi cabeza, el sombrero voló y rodó hasta terminar enfrente de las patas del burro que arrastraba el féretro, la prospección se detuvo y la banda pueblerina cayó su música.

 

Todo quedó en silencio, el jumento agacho la cabeza, tomando el sombrero con el hocico masticándolo enseguida.

 

-     ¡Burro tonto!  Se escuchó decir de doña mala

 

El animal tenía hambre, se miraba en su complexión casi esquelética.

 

-     ¿Y entonces, te has animado a acompañarle?  Preguntó don Epifanía

 

No dije nada, solo acerté con la cabeza

 

Me acerqué a doña mala quien ya alistaba el cincho para darle al animal

 

-     No haga eso doña mala, no es culpa del animal, don Audelino lo ha detenido, él le ha puesto el sombreo en el hocico, miro que venía yo atrás y se detuvo pá que lo alcanzara, él ha querido así, él quiere que lo acompañe.

 

Solo ha de lamentar no haberse ido en un día soleado, así como en tantas veces me lo dijo.

 

La mano que sostenía el cincho disminuyó la fuerza con la que era apretado, cediendo y cayendo la punta del mismo hasta terminar a un costado de la rodilla de la viuda. Se escuchó el gran silencio en el valle, solo el viento seco se escuchaba y sentía en la cara, el silencio hacía más visible la ausencia de don Audelino.

 

El burro dejó caer de su hocico el sombrero que masticaba, se había quedado inmóvil y con cautela y respeto me dirigí a recogerlo, cuando me agache doña mala mencionó.

 

-     Si, ya sentía su muerte, y me lo dijo munchas veces, me decía ya borracho hay mi Mala, "Solo estoy esperando que se acabe la flamita de mi vela, ya casi es mi hora", pero no le creía, pensaba que me lo decía por los pulques que se echaba.

 

Levantando su reboso negro y se miró las lágrimas recorriendo sus mejillas, unas mejillas arrugadas, ennegrecidas por el sol.

 

Me puse el sombrero aun cuando esté estaba babeado por la peripecia del animal.

 

Yo no sabía más que decir en ese instante. 

 

-     ¿Entonces te lo dijo? Artículo la pregunta, con una voz entre cortada, pasándose un gran trago de saliva

 

-     ¿Que doña mala?

-     Que odiaba los días grises.

-     Si, era algo en el que ambos coincidíamos, los días nublados son tristes

-     ¿Entonces conocías mi Audelino?

-     Si, y lo estimaba al viejo.

 

Seco sus lágrimas de sus ojos y mejillas, exhalo con gran fuerza dejando salir el aire de sus pulmones en forma de  suspiro.

 

-     Pero que le vamos hacer, ya se nos adelantó.

 

¡Hora! Anda burro

 

Al escuchar esto el animal y sin golpe alguno retomó su andar.

 

Continuamos así el camino de terracería, hasta que el viejo Epifanío que iba a un lado de mí, para quebrar el gran silencio le escuché decir

 

¡Se ve que va llover!  Bueno, será bueno pá la milpa…

 

Yo entré mí mismo esperaba que fuera así, y camine con esa idea en la cabeza, tenía la certeza que si llovía el mezquital se iba llenar de verde con muchas flores y de miles de mariposas de colores, había venido para eso, pá casar mariposas como cuando niño. Pero pensaba en la última vez que les vi en el campo, ya eran muchos años y nada, y eso era por las sequías en el mezquital.

 

mmm! fue aquella vez que se cubrió la tierra de rojizo, la última vez que les mire en todo el valle...


𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 — "𝗧𝗶𝗲𝗿𝗿𝗮 𝗮𝘇𝘁𝗲𝗰𝗮".

A las afueras de la estación de Dufferin, decía, ¡puta, qué hambre tengo! entonces volteo, casi por inercia.

Atrás de mí una vaporera con un letrero, tamales mexicanos.

— ¡Vrg! Como los trajeron tan rápido? Exclamó. 

— Por FedEx. Bromeando, me responde el vendedor.

Pruébelos

— Ok, écheme una torta de verde.

— Eso quisiéramos joven, pero no tenemos bolillos.

Pero eso queremos, vender tortas de tamales y champurrado, claro, mientras no nos corran de aquí.

— No creo, mire la otra esquina, ese mariguano,  está todos los días y nunca lo han corrido.

Una pareja procedente del estado de Hidalgo con 2 meses en Toronto, se aventuraron a vender tamales en una esquina transitada por varios paisanos.


Me eché 6 tamales, que después de 8 meses de comer nada más que comida procesada, esos tamales me saben a gloria, 3 tamales por 11 dolores, me dice la esposa, y es lo único que se le escuchó decir en los casi 20 minutos que pase platicando con su esposo.


Me despido y me dirijo a "Tierra azteca", una tienda de productos mexicanos donde por lo regular todos los paisanos hacen envíos de sus remesas. 


𝘛𝘰𝘳𝘰𝘯𝘵𝘰, 𝘖𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘊𝘢. 10 𝘴𝘦𝘱𝘵𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘥𝘦𝘭 2022.

miércoles, 9 de agosto de 2023

Nota. 27.12.21 - Mi tepa bello.

Nota. 27.12.21 - Mi Tepa bello.


𝗧𝗼𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗴𝗿𝗮𝗻 𝘀𝘂𝘀𝘁𝗼.


Se escucha un gran golpe seguido de algo que se desliza por la acera, mi reacción instantánea es asomarme a la calle, efectivamente, yace en el suelo un hombre y a metros de él una moto, un cúmulo de gente se arremolina alrededor de él, procedentes de los negocios y casas aledañas, algunos se acercan porque su naturaleza es el chisme, otros más para ayudar. Una joven desciende de su carro para socorrerle, alguien más recoge la moto y la orilla, carros pasan por su lado. El muchacho no se mueve, creo está muerto! pienso, pero no, enseguida se incorpora, se queda sentado, medio aturdido, se revisa el hombro, las manos, las muñecas le duelen la expresión en su rostro lo delata, abre y cierra las manos. Unos ciclistas se detienen, algunos automovilistas pasan y al reconocer al joven descienden, una docena de gente se puede ver, unos corren a conseguir alcohol para curar los raspones del espantado joven, no fue nada grave (eso parece), una vecina sierra la escena, se le mira caminar hasta su domicilio, entra, no se tarda nada, sale y se dirige hasta donde está el accidentado, la señora de avanzada edad lleva entre sus manos un plato de plástico de color blanco, en él se alcanza apreciar que lleva algo que para la tradición del mexicano podría prevenir la dé a veinte, si señores, en el plato va una gran pieza de pan bolillo.


Yo veo la escena desde mi azotea. Todo ocurre en segundos. No fui ayudar, porque ya eran muchos, y para ser sinceros iba a estorbar más de lo que ayudaría, y conociéndome solo iría para enterarme bien del chisme😢.

Notas.


Hey, ya perdiste la fe.


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El tiempo es lo más cruel, siempre te arrebata todo. Hoy le soñe y me di cuenta que no es como el era, su recuerdo se degrada, dentro de poco empesare a olvidarle, le remplazare por trozos de una realidad inventada.


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 una señora que pastoreaba weyes. 


-Ya mero?

- Ya

- A poco todavía hay tunas?

- No, ya no, se acabaron, ora pal otro año.

- si, pal otro año, haber que dios dice, haber si comemos tunas

- o tierra!

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miraba sus ojos, 

Miraba que tenia miedo de si mismo.


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Y si me seduce y si implanta sus huevos en mente.

𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 — 𝗥𝗮𝗺𝗶𝗿𝗼 "𝗘𝗹 𝘃𝗶𝗲𝗷𝗮".


— ¿Estás vivo?

    ¿Estás vivo?... 

Se podía leer en la pantalla del teléfono, en las múltiples notificaciones de WhatsApp. Son las 5:20 am, puedo verlo de reojo. Cierro mis ojos al instante, intento recobrar el sueño. No ha pasado ni un minuto y mis sentidos se exaltan abruptamente por el sonido de la alarma con un tono militar que se escuchaba  repetidamente del celular del tipo de a un lado, está le indica su hora de levantarse pero él ni se inmuta.


— Güey, -güey, despierta güey. 

los mensajes en el teléfono no paran. 


— Güey, güey, ¿estás ahí? Estoy afuera de tu casa, vámonos a trabajar.


Mis músculos, cada centímetro de mi cuerpo era una braza que ardía, no tenía fuerza para levantarme, hacía dos horas que acababa de llegar a la casa ya tenía que ir de nuevo a chingarle.

Estaba aquí, nadie me había obligado, peor, había pagado para venir acá.


𝙃𝙖𝙢𝙞𝙡𝙩𝙤𝙣, 𝘖𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘊𝘢. 14 𝙖𝙗𝙧𝙞𝙡 𝘥𝘦𝘭 2022

𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 — "𝙍𝙚𝙯𝙖𝙡𝙚 𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙨𝙖𝙣𝙩𝙤𝙨".

 𝗡𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗶𝗴𝗿𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 — "𝙍𝙚𝙯𝙖𝙡𝙚 𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙨𝙖𝙣𝙩𝙤𝙨". 


— ¡Sofía, Sofía! ¿Estás ahí?

— Si, aquí estoy, dime, ¿qué pasa?

— No, nada, es que te escuchas borroso

— No, aquí estoy.

— ¿Tú me escuchas bien?

— Pues se escucha solo la mitad de lo que dices.

— Oh, entiendo, tal vez sea este Internet, anda fallando mucho.

— Está bien, ¿Y qué hiciste en el día?

— Pues nada, he estado en el colchón todo el día, aún no encuentro nada, nada sale

— Entonces aún no trabajas?

— No! Sabes, empiezo a pensar que allá en el pueblo estaba mejor, extraño todo, mi tierra, mi gente, los olores del mercado, extraño ir a cortar tunas al campo, ir a quelitear contigo, pero lo que más extraño es mirar tus ojos, esos ojos color marrón.

Extraño hablar a la gente, no es que acá no hablen, pero hablan y no entiendo nada. 

Bueno, bueno ¿Estás ahí?

— Sí, estoy aquí

— Es que ya no te escuchaba, creí que ya se había cortado

— No, aún estoy aquí

— A ver, dime ¿qué te estaba diciendo?

— Que extrañas estar acá

— Si, eso te decía

— ¡Sofía! 

—¿Dime Casimiro? 

—Rezale a los santos, tus santos que son más tuyos, les he pedido por trabajo, pero creo no me hacen caso, no me escuchan o quizás estén haciendo otras cosas, ayudando otras gentes, pero a mí, ni en cuenta, rezale a tus santos Sofía, pídeles por mí, tú eres buena, quizás te hagan caso más a ti que a mí.

Bueno, bueno, Sofía ¿Estás ahí? Bueno...


Toronto, 𝘖𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘊𝘢. 10 septiembre 𝘥𝘦𝘭 2022.