Mire
dentro de ella pero su carne estaba podrida,
él pudor
que me causaba era de pestilencia y muerte,
su
veneno había herido y carcomido mi alma.
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A falta
de espejo se peinaba en el reflejo tenue del Cristal obscuro, su cepillo, de
escasos dientes, recorría los cabellos platinados de su larga y
escasa cabellera.
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Y se
fundieron esos cuerpos en él ex-taxis del tiempo
del
minuto a minuto que a la pauta del TIC TAC del reloj, se marcaba.
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El mirar
la miseria de mi estancia, me sumía en un miedo indescriptible, esas sombras
tenebrosas eran a lo que más temía.
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Dudaba!,
pero es verdad, dejó de ser ella misma. No podría explicar su comportamiento. Vivía
sin vivir, estaba sin estar, ¿qué vida es esa? me pregunto yo.
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Ahí, frente al espejo, mi cadáver
superfluo.
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Qué valor el de un artista, mira que es difícil el lidiar con cada tonto que cree que eso de pintar es no hace nada.
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<<Dule, duele, Cuando uno se
enamora.>>
En él pueblo, recuerdo a un muchacho que
desde el cerrito de don Samuel, todos los días, esperaba que saliera de la casa
y a lo legos me alumbraba con un espejo.
Un día que mi papá se había ido a
trabajar, llego a la casa, y no se iba, y no se iba, y yo, porque era muy tímida
me encerré en el jacal.
- mira, solo quiero platicar
- no!, yo no quiero platicar con usted, váyase
por favor
-pero porque, solo quiero hablar
contigo
- no!, ya le dije que no y por favor ya váyase
que mi papá ya va a llegar
- pues no creo, tu papá cuando se va a trabajar
se tarda un día en llegar hasta el jagüey del gontzudi y tarda dos semana
en volver, el me lo ha dicho, pero no importa, quizás hoy no quieras
platicar. Me voy pero mañana vuelvo.
Estuve hasta el mediodía. el solo decía
que quería platicar, pero nunca salí, hasta que se fue. Ese día los chivos se
metieron al temporal y se comieron todo él maicito que apenas iba brotando de
la tierra...
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En una ocasión que arreaba los chivos
para la iglesia abandonada me encontré con el de nuevo, yo estaba en la
pileta y de repente salió detrás de los
nopales, me miro y me dijo que yo le gustaba, que quería que fuera su novia. Se
dirigió a mí, pero yo me escude del otro lado de la pileta, él se daba vuelta y
a la vez yo lo hacía. Solo le daba vueltas a la pileta, hasta que me pregunto
que si me gustaba.
- no, no me gusta usted, y déjeme en paz por
favor, además yo mañana me voy a ir a la capital para trabajar y ya no me va a
ver.- a, ¡sí!, entonces te vas a la capital, pues bien, espero que te vaya bien
y que encuentres un novio por allá para que ya no vuelvas nunca.
A pero si encuentras a un hombre por allá
me invitas a la boda.
Me quedo viendo un buen rato, pero ya le había
dicho todo, yo que aseguraba no quererlo, miraba como se alegaba mientras por
dentro de mí, dentro de mi pecho crecía una sensación muy extraña, pareciera
que al verlo alejándose descubría un
amor que estada pero que nunca supe reconocer.
Mi pecho en esos instantes tenía un dolor como
si alguien lo apretara con tal fuerza que mi corazón lo resentía.
-Creí morir. No fue así.
Quise detenerlo, gritarle "No te vayas"
pero no lo hice, siguió su camino hasta perderse en los nopales, por él
mezquital.
<<Esa tarde le dije que se fuera,
que yo ya no iba estar en él pueblo, que me iba ir a trabajar a México.
no lo sé, quizás por un asar del destino,
lo que en esa tarde le había dicho sin pensar y que no era cierto al día
siguiente se haría realidad>>
Al día siguiente, una amiga que me encontré
en la feria del pueblo me digo que sus patrones habían llegado junto con ella,
me digo que buscaban una muchacha para unos parientes.
- les hable de ti, les dije que fueran a
tu casa pa' que hablen con tus papás. Y efectivamente, al llegar a la
casa estaba los patrones de mi amiga, hablaban con mis papás para ver si me
prestaban con sus parientes para ser sirvienta en la capital. Yo sin pensarlo, entusiasmada,
dije que sí. Esa misma tarde saldría de Santiago de Anaya rumbo a México, donde
pasaría varios años. -
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