viernes, 11 de agosto de 2023

Nota.27.06.2021

 

𝗦𝘂𝗲𝗹𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿.😁


Caminaba yo, pendejeando en el tianguis, y a lo lejos mire una doña, gorda, gorda y prieta, prieta que parecía la gemela, verción mujer de Israel Kaʻanoʻi Kamakawiwoʼole, la doña traía con una pequeña cuerda un perro shihuahua color blanco, y daba la sensación que el perro paseaba a la doña, y no contraríamente, al pasar a mi lado no el hijo de su shihuahua madre se me aventó, quedándose prensado en mi pantalón, hijo de su mauser, ¿Cómo me lo quito? jaloneaba el pantalón, movía el pie, pero el perro no se despegaba, pensaba en darle una patada y mandarlo al rancho del peje (la chingada), pero algo me hizo no hacerlo, quizás fue el hecho que andaba en mi modo espiritual.


La doña, regordeta, carcajeándose solo decía.


— Ay mi niña, eres una traviesa, niña mala, mala, mala.


La doña lo jalaba de la cuerda, pero ni con eso me soltaba, agacharse para agarrar y controlar su mascota, no era opción, tremendo vientre que se cargaba no se lo permitía.Total, me soltó dejando un hoyo en mi pantalón de galanear, su pinshi mother, pero tranquilo, tranquilo, estas en tu modo espiritual, nada ni nadie me puede sacar de quicio, vibra alto (me decía).


— Hijole don, ya le rompió su pantalón.

— En serio? Noooo, ni se nota — Respondí con un tono de sarcasmo, creo que me molestaba más el hecho que me dijera "don" que el pinshi hoyo en mi pantalón de dominguear.

Pero estaba en mi modo espiritual, por lo que no me molestaría.


— No se preocupe, déjelo así — Dibuje una mueca de alegría en mi rostro, le di la espalda y proseguí mi andar, recordando que todo lo que le deseas a los demás se te regresa, pensé entonces "ojalá que el universo los llene de bendiciones, hijos de su puta madre".

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